miércoles, 17 de diciembre de 2008

Premios Nobel de la Paz reclaman cambios democráticos en Birmania y Zimbabue

Sábado, 13 de Diciembre de 2008
Premios Nobel de la Paz reclaman cambios democráticos en Birmania y Zimbabue
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EFE -

Los Premios Nobel de la Paz reunidos en su novena "cumbre mundial" celebrada en París manifestaron hoy su preocupación por los Derechos Humanos en diversas partes del mundo y reclamaron en particular cambios democráticos en Birmania y Zimbabue.

"Estamos preocupados por el fracaso en unirse a la marcha de la democracia y de los Derechos Humanos de una cuarentena de países que representan más de un tercio de la humanidad", señalan los Premios Nobel de la Paz.

En una declaración publicada deploran "en particular los continuos abusos de los Derechos Humanos en Birmania y Zimbabue"

Al Gobierno birmano le exigen la liberación de la opositora y Premio Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi, que lleva detenida 17 años, pero también "un diálogo nacional para restablecer la democracia".

Sobre Zimbabue, en lugar de dirigirse al régimen del presidente, Robert Mugabe, optaron por hacerlo a los Estados de la Comunidad de Desarrollo del Sur de África para que busque "una solución democrática" a los problemas de ese país.

En la declaración, leída por el ex presidente sudafricano, Frederik de Klerk -Premio Nobel de 1993 que compartió con Nelson Mandela- se manifiesta inquietud por la continua violación de los derechos de las mujeres en muchas partes del mundo.

También se pone en evidencia que la extrema pobreza plantea "una seria amenaza" a los Derechos Humanos y deploran el recurso a la tortura y a los tratos degradantes contra los prisioneros.

A ese respecto, apoyan al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para que lleve a cabo su promesa de cerrar la prisión de la base de Guantánamo.

Los Nobel se refieren a diversos conflictos internacionales, y en especial a los de Osetia del Sur (con Georgia) Darfur, la República Democrática del Congo, Sri Lanka y, de forma destacada al que desde hace décadas enfrenta a israelíes y palestinos que "es una continua fuente de inestabilidad en la región".

Un punto aparte merece la continuación de la violencia en Colombia, de la que dicen que les causa una "profunda preocupación" y piden la "inmediata liberación" de los rehenes y el establecimiento de negociaciones "entre todas las partes relevantes".

Los firmantes expresan su apoyo a la iniciativa del ex presidente costarricense Óscar Arias -Premio Nobel de 1987- para anular la deuda de los países pobres a cambio de que aumenten el gasto público en educación, sanidad o la protección del medio ambiente.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Se cumplen hoy 60 años desde que la Asamblea General de la ONU,

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición

10 de Diciembre: Día Internacional de los Derechos Humanos
60 aniversario de la proclamación por la ONU de la Declaración Universal

Se cumplen hoy 60 años desde que la Asamblea General de la ONU, en una sesión solemne celebrada en París, porclamara la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Convertida hoy en esperanza todavía para muchos, programa de cambio para otros, utopía como horizonte de transformación o burla cruel para una parte de la humanidad que probablemente ni siquiera sabe que existen.
Hoy queremos recordar sobre todo a esa parte de la humanidad que ve sus derechos conculados y rendir homenaje a tantos que lucharon por un mundo mas justo donde los derechos humanos no sean esperanza sino realidad. Y al tiempo, convertir este aniversario en otra oportunidad para seguir caminando en ese horizonte de transformación en el que, verdaderamente, los derechos humanos dejen de ser una asingatura pendiente para la humanidad

domingo, 7 de diciembre de 2008

Ban Ki-moon pide a países con influencia sobre Birmania presionar a Gobierno

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy a los países con influencia sobre Birmania que la utilicen para presionar a sus autoridades, a las que instó a liberar a los presos políticos que mantiene encarcelados.

"Exhorto al Gobierno de Birmania a contestar positivamente y sin más dilación a nuestras específicas sugerencias", aseguró Ban, quien insistió además en que no viajará a ese país hasta que no vea que existe la "atmósfera oportuna".

En concreto, reclamó el inicio de negociaciones con la oposición y la liberación inmediata de todos los presos políticos, incluida la premio Nobel de la Paz y líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, quien lleva bajo arresto domiciliario desde 2003 por desafiar a la dictadura.

Tras reunirse con el llamado Grupo de Amigos de Birmania (al que pertenecen Estados Unidos, China, la Unión Europea y países del sureste asiático), Ban dijo haber tomado nota de su preocupación por "los recientes excesos del Gobierno de Birmania", lo que "socava las posibilidades de reconciliación nacional, transición democrática y respeto de los derechos humanos".

"Es necesario que todas las partes implicadas en cualquier aspecto realicen esfuerzos para avanzar", apuntó el secretario general, quien también reiteró su permanente compromiso con el caso de Birmania, tal y como le pidió que hiciera la Asamblea General de la ONU.

En su opinión, "todos los estados miembros con capacidad, en especial los del Grupo de Amigos, deberían utilizar su influencia y todas las herramientas que tengan para presionar al Gobierno de Birmania a que cumpla con sus compromisos".

Ban rehusó sin embargo valorar las medidas concretas adoptadas o que podrían adoptar los países de la región, entre ellas la presión a través de compañías energéticas con intereses en Birmania.

"Como he repetido en muchas ocasiones, estoy preparado para volver a viajar a Birmania y continuar con mis consultas sobre asuntos políticos y humanitarios, pero necesito ver el momento oportuno para hacerlo", explicó el surcoreano.

"En este momento no veo que la atmósfera sea la correcta, pero sigo comprometido y dispuesto a viajar en cualquier momento cuando pueda tener expectativas razonables de que mi visita va a tener sentido y ser productiva", indicó al respecto.

Esta semana 112 ex presidentes y primeros ministros de más de 50 Estados miembros de Naciones Unidas enviaron una carta al secretario general en la que reclamaban que presionara al régimen militar de ese país.

Los ex mandatarios le pedían que viajara a Birmania antes de que acabara el año e intercediera en la liberación de los 2.200 prisioneros políticos que, aseguran, hay en sus cárceles.

La iniciativa fue impulsada por Kjell Magne Bondevik, ex primer ministro de Noruega, y fue secundada por Tony Blair, George W. Bush, Jimmy Carter, Jacques Delors, Vicente Fox, Mijaíl Gorbachov, John Howard, Lionel Jospin, Junichiro Koizumi, John Major, Romano Prodi, José Ramos-Horta, Margaret Thatcher y Alejandro Toledo, entre otros.

Esta misma semana se conoció que dos periodistas birmanos fueron condenados a sendas penas de siete años de cárcel por oposición a la Junta Militar por tener un informe de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en el país.

En las últimas dos semanas, más de cien opositores, entre ellos intelectuales y monjes budistas, han sido condenados a pasar en algunos casos hasta 68 años en prisión por haber participado en las manifestaciones antigubernamentales de septiembre de 2007, brutalmente sofocadas por los soldados birmanos.

Hacer realidad un sueño visionario Por Mary Robinson

El próximo 10 de diciembre, el mundo celebrará el 60º aniversario de la declaración fundacional del sistema internacional de derechos humanos. Cuando repasamos las últimas seis décadas, es evidente que la puesta en práctica de las obligaciones relacionadas se ha quedado muy lejos de los compromisos que se adquirieron. Desgraciadamente, se puede afirmar que las deficiencias en esa puesta en práctica se han vuelto aún mayores en los últimos años. Esto se ha debido, en parte, a que ha surgido un entorno político mundial más condicionado por la seguridad desde los atentados contra Estados Unidos en septiembre de 2001. Igual de preocupante resulta que las antiguas divisiones de la guerra fría puedan estar resurgiendo y que nuevas formas de polarización entre el norte y el sur en asuntos políticos clave como el comercio, la ayuda y el medio ambiente hagan que las medidas nacionales y la cooperación internacional eficaces sean más difíciles en aquellos asuntos relacionados con los derechos humanos.

¿Qué se puede hacer hoy en día, en vísperas del 60º aniversario de la declaración, para que el mundo se mueva en una dirección que nos ofrezca más esperanzas de avanzar en el camino de hacer realidad los derechos humanos?

Para empezar, debemos mirar atrás y reflexionar sobre nuestra historia. Debemos recordar que la Declaración Universal mantiene un cuidadoso equilibrio entre las libertades individuales, la protección social, las oportunidades económicas y las obligaciones hacia la comunidad. Es frecuente que se pase por alto el enfoque integral de la declaración, a pesar de que es todavía más importante en la actualidad, en medio de una crisis mundial económica, alimentaria y climática, de lo que lo era hace 60 años.

Deberíamos también recordar al extraordinario grupo de personas de distintos orígenes, tradiciones y creencias que, bajo la dirección de Eleanor Roosevelt, fueron capaces de formar un frente común reconociendo la dignidad inherente y los derechos de todos los pueblos. Es un triste hecho que las naciones de África, que se formaron tras la adopción de la Declaración Universal, no participaran en su creación. Y, lamentablemente, las voces de África siguen viéndose marginadas demasiado a menudo hoy en día. Pero yo paso gran parte de mi tiempo en el continente africano y sigo sintiéndome esperanzada al ver cómo la sociedad civil (y la inmensa mayoría de los gobiernos) acoge la Declaración Universal como propia. Sólo hay que recordar las palabras de Nelson Mandela cuando reflexionaba sobre la experiencia de Suráfrica: "(...) Las sencillas y nobles palabras de la Declaración Universal fueron un repentino rayo de esperanza en uno de nuestros momentos más sombríos. (...) Este documento nos ha servido de faro luminoso e inspiración. (...) Era la prueba de que no estábamos solos, sino que formábamos parte de un movimiento mundial en contra del racismo y el colonialismo, y a favor de los derechos humanos y la justicia".

También resulta esencial que recordemos que la declaración, y el sistema internacional de derechos humanos que emana de ella, nunca ha pretendido imponer a los gobiernos y sociedades un modelo único de lo que constituye la conducta correcta. Más bien proporciona un "estándar común de éxito" que debería ser llevado a la práctica de diversas formas en los distintos países. ¿Cómo podemos además avanzar y fijarnos nuevos compromisos para el futuro? ¿Cómo volver a reclamar el mensaje unificador de la Declaración Universal y volver a comprometernos en la labor de hacerla realidad? ¿Qué podemos hacer para conseguir que los derechos humanos formen parte de las políticas y prácticas empresariales dominantes?

En The Elders, organización de la que formo parte, hemos tratado de aprovechar este año del aniversario para recordar al mundo los derechos y libertades que los gobiernos se han comprometido a hacer realidad para todos, y para poner el poder de los derechos humanos en manos de personas y comunidades de todo el planeta. The Elders ha promovido la campaña Todo ser humano tiene derechos, que, a lo largo del último año, ha representado a un único y poderoso colectivo de organizaciones, reunidas para llamar la atención sobre la necesidad de renovar el compromiso de garantizar un futuro más esperanzador para todos.

A pesar de los retos pendientes, hay motivos para la esperanza. Disponemos de mejores herramientas para comunicarnos y exigir justicia que las que ha tenido cualquier generación anterior. Tenemos objetivos mundiales y destinos compartidos que nos conectan unos a otros. Podemos decidir ser la generación que verdaderamente haga realidad el poder de la familia humana, unida en "dignidad y derechos". Comprometámonos a desafiar las divisiones, a propagar el mensaje de los derechos humanos y a perseverar en nuestro esfuerzo hasta que el lema Todo ser humano tiene derechos sea algo más que una promesa: hasta que sea el sueño hecho realidad de aquellos visionarios que redactaron la Declaración Universal hace 60 años.

Mary Robinson es presidenta de Realizing Rights: The Ethical

Globalization Initiative, miembro de The Elders y ex presidenta de Irlanda.

Los derechos humanos son el camino Por Irene Khan

No fue un parto fácil, pero los máximos dirigentes mundiales mostraron capacidad de liderazgo y consiguieron ponerse de acuerdo en la incipiente ONU para aprobar la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El 10 de diciembre de 1948 nació un texto destinado a cambiar la conciencia del ser humano. Como corresponde a una hija de la guerra, vino al mundo bajo los peores auspicios. Europa estaba aniquilada y extensas zonas del mundo aún vivían bajo el yugo de la colonización. Estados Unidos había lanzado la primera bomba nuclear. El mundo se dirigía hacia la guerra fría.

Pero ocurrió. Por primera vez en la historia, un grupo de dirigentes actuó movido por el convencimiento de que sólo un sistema multilateral de valores universales, basado en la igualdad, la justicia y el Estado de derecho, podría hacer frente a los retos de futuro. Resistieron las presiones políticas, y reconocieron que la universalidad de los derechos humanos -todos los seres humanos nacen libres e iguales- y su indivisibilidad -todos los derechos se deben satisfacer con idéntico compromiso- son la base de nuestra seguridad colectiva y de nuestra humanidad común.

Sesenta años después, y a pesar de los avances, la injusticia, la desigualdad y la impunidad siguen siendo los rasgos distintivos de nuestro mundo, y los Gobiernos arrastran un triste legado de traición a estos principios. Muchos de ellos han mostrado más habilidad en ejercer el abuso de poder que en respetar los derechos de las personas a quienes gobiernan. Tras seis decenios de promesas incumplidas, los derechos humanos están en riesgo.

Es cierto que se han creado multitud de normas, sistemas e instituciones de derechos humanos, y que se ha avanzado gracias a ellos. El número de países que brindan protección constitucional y jurídica a los derechos humanos es mayor que nunca. La pena de muerte se dirige hacia la abolición total, el mercado internacional de armas va camino de ser regulado, y desde la detención de Augusto Pinochet por acción de un juez español, el mundo es un lugar cada día más pequeño para los perpetradores de crímenes atroces contra las personas. Y sin embargo, ante las numerosas y acuciantes crisis que salpican el planeta, no existe una visión común entre los líderes mundiales para hacer frente a los retos contemporáneos en materia de derechos humanos.

Mientras los mercados financieros mundiales se tambalean, los intereses de los pobres e indefensos corren el riesgo de caer en el olvido. La pobreza es la más grave y extendida crisis de derechos humanos que vivimos, pero no hay voluntad política para hacerla frente. Al menos dos mil millones de conciudadanos siguen viviendo en la pobreza, luchando para conseguir agua, alimentos y vivienda. El cambio climático nos afecta a todos, pero los más pobres serán los más perjudicados, ya que perderán sus medios de vida. En julio de 2007 se alcanzó el ecuador del calendario fijado por la ONU para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015. Es muy improbable que esos objetivos se cumplan. Otra promesa traicionada.

Los conflictos muy arraigados -visibles en Irak, Afganistán y Oriente Medio, u olvidados en lugares como la República Democrática del Congo y Somalia, por citar sólo dos- continúan cobrándose un gran número de víctimas. Mientras tanto, los dirigentes mundiales avanzan con dificultad en sus esfuerzos por decidir el camino a seguir. El pasado mes de noviembre, sólo un día antes de que Barack Obama ganara la presidencia de Estados Unidos, un nuevo error de las tropas estadounidenses se cobraba la vida de 40 civiles inocentes en la provincia afgana de Kandahar. Otro ejemplo es el conflicto en Israel y los territorios palestinos ocupados, una crisis de derechos humanos de largo recorrido marcada por la ausencia de un liderazgo internacional efectivo.

Hoy es más necesario que nunca reconstruir la unidad de propósito. Los derechos humanos internacionalmente reconocidos siguen proporcionando el mejor marco para afrontar estas situaciones: representan un consenso global sobre los límites aceptables y los defectos inaceptables de las políticas y las prácticas de los Gobiernos. Y la Declaración Universal es un plan de acción tan acertado para un liderazgo clarividente como lo fue en 1948. La diferencia es que ahora existe un movimiento global de ciudadanos que pide a sus dirigentes que adquieran de nuevo el compromiso de respetar y promover los derechos humanos. Amnistía Internacional nació en 1961 en solidaridad con las personas que no tienen voz. Hoy somos un movimiento presente en 150 países. Sabemos que el poder de la gente para infundir esperanza y generar cambios está más vivo que nunca. Al parecer, los líderes mundiales han decidido no escuchar. Nuestra tarea es que lo hagan.

Irene Khan es secretaria de la organización para la defensa de los derechos humanos de Amnistía Internacional.

Un ideal común para la humanidad Por Juan Antonio Yáñez

Diciembre de 1948: el mundo acaba de salir dolorido y traumatizado de la II Guerra Mundial, un gran conflicto planetario que a su vez ha venido precedido por una prolongada depresión económica, unida al auge de los totalitarismos y todo su cortejo de persecuciones y horrores. En este ambiente sombrío, la Asamblea General de las Naciones Unidas, una naciente organización mundial que en ese momento apenas cuenta con unos sesenta Estados miembros, se reúne en París, en el palacio de Chaillot, sede del Museo del Hombre. De esa asamblea surgen dos documentos que, junto con la Carta fundacional de las Naciones Unidas, van a representar un nuevo punto de partida, desde una perspectiva política, jurídica y moral, para el mundo de la posguerra: la Convención contra el Genocidio (9 de diciembre) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre).

No es exagerado afirmar que ese paso trascendental tenía -y de ello eran sin duda conscientes los contados países que rehusaron unirse al consenso en la adopción de la declaración, entre ellos, la Unión Soviética, Suráfrica y Arabia Saudí- un alcance revolucionario. Se trataba nada menos que de dejar atrás una tradición centenaria de las relaciones internacionales basada en una concepción rígida de la soberanía absoluta del Estado en el orden interno, incluso cuando ello conduce a toda clase de tropelías contra los seres humanos.

Cumpliendo ese designio, la Carta de San Francisco (1945), por la que se establece la Organización de las Naciones Unidas, pone en su frontispicio a los pueblos del mundo (antes que a los Estados), que se declaran resueltos a "reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres...", así como a "promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad".

Dentro de la nueva Organización de las Naciones Unidas, cupo a la viuda del desaparecido presidente, Eleanor Roosevelt, llevar adelante el cometido de presidir, al frente de la recién establecida Comisión de Derechos Humanos, la elaboración y aprobación del documento que recogería solemnemente esos derechos. No resultó fácil. Se enfrentaban diversas concepciones políticas, culturas jurídicas y sociales, tradiciones filosóficas y religiosas, y el ambiente enrarecido de la posguerra complicaba notablemente la tarea. Su empeño, junto con la pericia, el buen hacer y la habilidad de un puñado de personas comprometidas, hizo posible ese milagro.

Hay que registrar, porque es de justicia, los nombres de algunos de los que más trabajaron para que la Declaración Universal fuera una realidad: el canadiense John Humphrey, el francés René Cassin, el libanés Charles Malik, el chileno Hernán Santa Cruz, el filipino Carlos Rómulo, el chino Peng-chun Chang, el paquistaní Muhammad Zafrulla Khan... Es oportuno también recordar los diversos orígenes de los autores; demasiado a menudo se oyen voces que pretenden que su contenido es de inspiración "demasiado occidental", y que habría que revisarla para ajustarla al mundo más amplio y complejo de hoy.

Por supuesto, el derecho internacional de los derechos humanos se ha ido completando y desarrollando, y, al hacerlo, todos los Estados que se han ido sumando a las Naciones Unidas han podido dejar su impronta. A la Declaración Universal se

han sumado los dos pactos internacionales (1966), de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, junto con otras declaraciones y convenciones que perfilan mejor el alcance de los derechos humanos en una serie de ámbitos: desde la lucha contra la discriminación racial (1965) o la discriminación contra la mujer (1979), hasta la protección de los derechos del niño (1989) o, más recientemente, la promoción de los derechos de las personas con discapacidad (2006). Resulta significativo que en todos esos documentos se reafirma el valor y la continua relevancia de la Declaración Universal. Otra cosa es que, demasiadas veces, los derechos humanos son más ensalzados en la teoría que respetados en la práctica.

La comunidad internacional se ha ido dotando de instituciones y órganos de supervisión, bien sea en el ámbito universal (actualmente, el Consejo de Derechos Humanos y los diversos comités especializados) o en el ámbito regional (como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y sus correspondientes interamericano y africano). Y no hay que olvidar la permanente e indispensable labor de vigilancia, denuncia y alerta de las asociaciones nacionales e internacionales de defensores de los derechos humanos.

Al igual que en 1948, la Declaración Universal sigue siendo hoy, según reza su cláusula inicial, un "ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse...". Hemos de verla, por tanto, como un patrón de conducta y como un reto constante para todos nosotros, en cuanto ciudadanos de nuestro propio país y en cuanto ciudadanos del mundo entero.

Juan Antonio Yáñez es embajador y representante

permanente de España ante la ONU.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Carta de 112 presidentes de gobierno y primeros ministros al Secretario de Naciones Unidas pidiendole que presione para la liberacion presos politicos

Hoy se ha hecho publica en New York y Washington, D.C, una carta en la que firma 112 presidentes y primeros ministros de más de 50 paises al Secretario de Naciones Unidas Ban Ki-moon, pidiendole a el personalmente viajar antes de finales de este año. Con la finalidad de interceder en la liberacion de 2100 prisioneros politicos. Solo en el ultimo mes, más de 215 activistas, de la Liga Nacional por la Democracia y otros partidos, trabajadores del Ciclón Nargis, periodistas, monjes, y abogados han sido condenados a sentencias draconianas de hasta 68 años de prision.

Esta noble iniciativa ha sido puesta en marcha por Kjell Magne Bondevik, primer ministro de Noruega y presidente del Centro de Paz y Derechos Humanos de Oslo. " esta es una oportunidad historica de dar apoyo al pueblo birmano, y pido a todos los presidentes y primeros ministros del mundo, que suscriban la petición"- dijo. " Hoy podemos unidos pedir a Naciones Unidas que tome medidas. El primer paso es favorecer la reconciliación nacional en Birmania, ordenando la liberación de todos los presos politicos".

La carta ha sido firmada entre otros por Corazon Aquino, Tony Blair, George H.W. Bush, Jimmy Carter, Joaquim Chissano, Jacques Delors, Abdou Diouf, Elbegdorj Tsakhiagiin, Kim Dae-jung, Vicente Fox, Árpád Göncz, Mikhail Gorbachev, Václav Havel, John Howard, Lionel Jospin, Junichiro Koizumi,Chandrika Kumaratunga, John Major, Benjamin Mkapa, Brian Mulroney, RomanoProdi, José Ramos-Horta, Margaret Thatcher, Alejandro Toledo, Mary Robinson, and Lech Wałęsa.

Te pedimos que envies esta nota a nuestro presidente del gobierno y primer ministro para que suscriban la iniciatia

miguelangelmoratinos@hotmail.com
jlrzapatero@presidencia.gob.es

lunes, 1 de diciembre de 2008

DINERO, CONCIENCIA Y PAZ

17 de diciembre, 18,30 horas
Facultad de Ciencias Empresariales
Universidad de Cadiz. Cadiz

La Alternativa Gandhiana

Te invita a un debate sobre :

DINERO, CONCIENCIA Y PAZ


Cuatro distinguidos oradores van a exponer sus visiones sobre dinero, conciencia y paz
Presentacion en exclusiva y regalo a los participantes del libro:” la alternativa gandhiana” de Gandhi, y el documental “Yunus, una economía para la paz”

Oradores

*D. Gonzalo Sanchez Gardel.,
Vicedecano de la Facultad de Empresariales de la Universidad de Cádiz

*D. Ben Ghalmi,
Economista, analista de mercados financieros en Walt Street

*D. Joan Melé,
Director de Triodos Bank, Catalunya y Baleares

*D. Esteban Velazquez,
Jesuita, Persona y Justicia

Moderado por :
*Dr. Concha Pinós,
Doctora en Ciencias Políticas,
La Alternativa Gandiana

Promovido gracias a : Universidad de Cádiz y el Consejo Económico y Social de la Junta de Andalucía

Las puertas se abren a las 18.00 para la recepción
Programa empieza puntualmente a las 18.30
Reserva en laalternativagandhiana@yahoo.es
www.laalternativagandhiana.blogspot.com
Evento gratuito