domingo, 30 de agosto de 2009

La revuelta de los grupos étnicos de Birmania se agrava en la frontera china

El conflicto entre las minorías étnicas de Birmania (Myanmar) y las tropas del régimen militar continuó hoy en la frontera con China, donde ya han muerto al menos cuatro personas y varias decenas de miles han huido de sus casas.

Una persona falleció y varias resultaron heridas ayer en la provincia china de Yunnan, al estallar un proyectil lanzado desde territorio birmano, informó hoy el diario estatal "China Daily".

Además, el número de desplazados instalados en China alcanza ya las 30.000 personas, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

La mayor parte de los desplazados pertenecen a la etnia de origen chino kokang y comenzaron su huida el lunes, después de que los soldados del Gobierno tomaran la ciudad de Laogai y la guerrilla anunciara a sus habitantes que debían estar "preparados en cualquier momento".

Las localidades chinas de Nansan y Genma han recibido a la mayor parte de los desplazados, en una avalancha que ha llevado al Gobierno de Pekín a pedir a su vecino que proteja sus fronteras.

La guerrilla kokang, agrupada bajo el nombre de Ejército de la Alianza Nacional Democrática de Myanmar, indicó en un comunicado que al menos treinta personas han muerto en los enfrentamientos, aunque este extremo no ha sido confirmado por otras fuentes.

El Ejército kokang está encabezado por Peng Jiasheng, uno de los mayores narcotraficantes de Birmania y hasta hace muy poco protegido de la Junta Militar.

La escalada de la tensión entre la guerrilla de la etnia kokang y las tropas del Gobierno comenzó a principios de agosto, cuando los soldados asaltaron una de las casas del Jiasheng para detenerle bajo la acusación de dirigir el tráfico de drogas en la región, de la que proceden gran parte de los alijos de heroína y metanfetaminas que entran en China y Tailandia.

Jiasheng es suegro de Li Mingxian, uno de los hombres más ricos de la región y jefe de la guerrilla conocida como el Grupo de Mong La, que suma unos 20.000 combatientes junto al Ejercito del Estado Unido Wa.

"Estos enfrentamientos van a desatar un conflicto a gran escala", declaró Aung Zaw, exiliado político birmano, sobre la lucha entre los tres grupos guerrilleros y los 7.000 soldados birmanos desplegados en el estado.

El Gobierno central raramente ha ejercido su autoridad sobre las zonas controladas por las milicias étnicas desde que firmó el alto el fuego, hace dos décadas; pero comenzó a hostigarlas este verano, después de que rechazaran integrarse en el Ejército o transformarse en partidos políticos antes de los comicios de 2010.

Las escaramuzas en el remoto estado de Shan, fronterizo con China, se iniciaron el miércoles y se repitieron ayer, provocando al menos tres muertos, según informaciones recabadas a los residentes por vía telefónica y publicadas en la prensa local.

Los combatientes Kokang rompieron el alto el fuego oficialmente el jueves, tras lograr el apoyo de los guerrilleros de la etnia Wa y del Grupo Mong La.

Los enfrentamientos en el montañoso estado Shan siguen a los librados la pasada semana en el norte de Birmania, después de que la guerrilla de la etnia Kachin también decidiera romper el alto el fuego establecido en 1991, tras rechazar la orden del Gobierno de deponer las armas y formar un partido político.

En julio pasado, las tropas birmanas aumentaron sus ataques a las guerrillas karen, shan y karenni, alzadas en armas desde hace medio siglo para conseguir la autonomía o la independencia de los territorios fronterizos con Tailandia.

Estos enfrentamientos han puesto en peligro la estabilidad de la zona, germinada hace dos décadas gracias al alto el fuego pactado con el Gobierno por más de una docena de grupos armados.

"Si las tropas gubernamentales continúan enviando refuerzos a estas áreas, se producirá un baño de sangre", dijo ayer Aung Kyaw Zaw, ex oficial de las fuerzas del Partido Comunista de Birmania, cuya disolución provocó el alistamiento de muchos de sus miembros en las guerrillas, hace dos décadas.

La docena de grupos armados de las minorías étnicas cuentan con guerrillas bien provistas de armamento, miles de guerrilleros y experiencia militar; además de controlar lucrativos negocios en la frontera como los casinos, el comercio con madera de teca y jade; o el tráfico de drogas.