La situación de los niños birmanos tras 44 años de dictadura en Birmania.Informe
Elaborado por CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES SINDICALES LIBRES
Acabamos de editar un informe que gira en torno a la situación de los niños birmanos que viven en su propio país y en Tailandia, su principal país de exilio. Fue preparado luego de dos viajes a Tailandia y Birmania, donde se efectuaron encuentros con decenas de personas activas en el ámbito de la infancia: padres, niños, docentes, médicos, sindicatos, ONG, etc. Tanto en Birmania como en Tailandia tuvimos asimismo ocasión de visitar diversos hospitales, escuelas y fábricas donde trabajan niños. La mayoría de nuestros interlocutores pidió que en este informe no se mencionaran sus nombres para evitar ponerlos en peligro. Les agradecemos el tiempo que nos concedieron y hacemos llegar un reconocimiento muy especial a las personas que, en la misma Birmania, Asumieron riesgos para mostrarnos la realidad de su país.
La población birmana es joven: alrededor del 42 por ciento de los birmanos y birmanas tiene menos de dieciocho años. No obstante, la dictadura militar que ocupa el poder en Birmania no da ninguna prioridad ni al desarrollo ni al bienestar de los menores: consagra casi la mitad del presupuesto estatal al ejército, dejando nada más que migajas para cargos tan importantes como los del ámbito de la docencia y la atención médica, a pesar de que el país no sufre ninguna amenaza exterior. La catastrófica situación económica resultante de la política de los distintos gobiernos militares que se suceden desde hace décadas en Birmania obliga a la gran mayoría de los padres a hacer que sus hijos trabajen so pena de no poder alimentar a la familia. En Birmania están difundidas las peores formas de trabajo infantil, tanto en el Ejército, la construcción, el trabajo doméstico, la minería como en otros ámbitos. Los niños no escapan al trabajo forzoso que los militares imponen diariamente a centenares de miles de birmanos.
Buscando escapar de tan dura realidad, alrededor de 5 millones se han exiliado a los países limítrofes, de los cuales 2 millones de birmanos optaron por exiliarse en Tailandia. Solamente una minoría de esas personas tiene derecho de vivir en los campamentos de refugiados, donde el acceso a la atención médica y las posibilidades de estudiar corren por cuenta de las ONG. Los demás migrantes sobreviven trabajando para empleadores tailandeses, percibiendo salarios netamente inferiores a los de los trabajadores nacionales. En teoría, Tailandia no reconoce a los hijos de esos migrantes el derecho de inscribirse en sus escuelas, aún cuando en la práctica a veces eso se hace posible gracias a la comprensión de los directores de las escuelas y de las autoridades locales. En el seno de la diáspora birmana en Tailandia surgieron algunas iniciativas para brindar a esos niños un mínimo de instrucción en escuelas informales que, lamentablemente, son demasiado poco numerosas.
Para centenares de miles de niños birmanos, ya sea que vivan en Tailandia o en Birmania, el acceso a una escuela y a una buena atención médica seguirá siendo una utopía hasta tanto la dictadura militar de Rangún no modifique radicalmente su política. Ésa es la realidad que viven los niños de quienes hablaremos en este informe, aunque deseamos aclarar que el mismo no pretende ser de carácter exhaustivo.
El informe de 30 páginas ha sido traducido al castellano por BIRMANIA POR LA PAZ, y esta a vuestra disposición birmaniaporlapaz@yahoo.es