lunes, 3 de diciembre de 2007

Reclutadores del ejército compran y venden niños



Para resolver su crisis de personal militar, el gobierno birmano está alistando de manera forzosa en sus fuerzas armadas a muchos niños, algunos de ellos de tan sólo 10 años de edad, según un informe de Human Rights Watch hecho público hoy.

La brutalidad del gobierno militar de Birmania va más allá de su ofensiva violenta contra manifestantes pacíficos. Reclutadores militares están literalmente comprando y vendiendo a niños para cubrir las tropas de las fuerzas armadas birmanas.

Jo Becker, activista pro derechos de los niños de Human Rights Watch




Los reclutadores militares birmanos buscan niños con el fin de cubrir la incesante demanda de nuevos reclutas debido a su continua expansión militar, las elevadas tasas de deserción y la falta de voluntarios. Los grupos armados no estatales, incluyendo los grupos insurgentes de base étnica, también reclutan y usan a niños soldados, aunque en una proporción mucho menor.

“La brutalidad del gobierno militar de Birmania va más allá de su ofensiva violenta contra manifestantes pacíficos”, declaró Jo Becker, activista pro derechos de los niños de Human Rights Watch. “Reclutadores militares están literalmente comprando y vendiendo a niños para cubrir las tropas de las fuerzas armadas birmanas”.

El informe de 135 páginas: “Vendidos para ser soldados: el reclutamiento y uso de niños soldado en Birmania” (“Sold to Be Soldiers: The Recruitment and Use of Child Soldiers in Burma,”), basado en una investigación sobre Birmania, Tailandia y China, revela que reclutadores militares y facilitadores civiles reciben pagos en efectivo y otros incentivos por cada nuevo recluta, incluso si el recluta viola claramente las normas sobre edad mínima o estado de salud.

Un niño declaró a Human Rights Watch que fue reclutado de manera forzosa a los 11 años, a pesar de que medía sólo 1,3 metros (4’3”) y pesaba menos de 31 kilos (70 libras). Los oficiales de los centros de reclutamiento falsifican habitualmente los documentos de alistamiento para pretender que los niños tienen 18 años, la edad mínima legal para poder ser reclutado.

Los reclutadores buscan a niños en estaciones de tren y de autobús, mercados y otros lugares públicos, y a menudo amenazan con arrestarlos si se niegan a ingresar al ejército. Algunos niños son golpeados hasta que aceptan ser “voluntarios”.

“Los generales de mayor rango del gobierno toleran el reclutamiento descarado de niños y no sancionan a los responsables”, afirmó Becker. “En este contexto, los reclutadores militares trafican con los niños a voluntad”.

Los niños soldados reciben por lo general 18 semanas de entrenamiento militar. Algunos son enviados a situaciones de combate a los pocos días de su traslado a los batallones. Los niños soldados son obligados en ocasiones a participar en violaciones de derechos humanos, como en la quema de aldeas y el empleo de civiles en trabajos forzosos. Aquellos que tratan de escapar o desertar son golpeados, vueltos a reclutar a la fuerza o encarcelados.

Todos los ex soldados entrevistados por Human Rights Watch informaron de la presencia de niños en sus unidades de entrenamiento. Miles de niños forman parte de las tropas militares, aunque su proporción varía sustancialmente de un batallón a otro. En particular, en algunos batallones de nueva formación, los niños representan al parecer un elevado porcentaje de los soldados rasos.

Human Rights Watch expresó su preocupación por que la reciente ofensiva del ejército contra los monjes y los manifestantes civiles pueda hacer a los niños aún más vulnerables al reclutamiento.

“Incluso antes de la reciente ofensiva, muchos adultos jóvenes rechazaron ingresar al servicio militar debido a las duras condiciones, los bajos salarios y el maltrato por parte de oficiales superiores”, declaró Becker. “Después de desplegar a sus soldados contra los monjes budistas y otros manifestantes pacíficos, el gobierno puede tener aún más dificultades para reclutar voluntarios”.

En 2004, el gobierno militar, conocido como el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo (CEPD), creó un comité de alto nivel para evitar el reclutamiento de niños en el ejército. Sin embargo, Human Rights Watch ha encontrado que, en la práctica, el comité no ha dado una solución eficaz al problema y ha dedicado la mayor parte de sus esfuerzos a denunciar reportes exteriores de reclutamiento de niños. Apenas el pasado mes de septiembre los medios de comunicación estatales anunciaron que el gobierno está trabajando para revelar que las acusaciones acerca del uso de niños soldados son “completamente falsas”.

“El comité gubernamental creado para tratar el problema del reclutamiento de niños es una farsa”, declaró Becker. “En lugar de denunciar informes sobre el reclutamiento de menores dignos de crédito, el gobierno debe enfrentar directamente el problema. Debe desmovilizar a todos los niños empleados en sus unidades y acabar por completo con el reclutamiento de menores”.

La mayoría de los 30 o más grupos armados no estatales de Birmania al parecer también reclutan y usan a niños soldados, aunque en una proporción mucho menor. Human Rights Watch estudió las políticas y prácticas de 12 grupos armados y descubrió que algunos de ellos, como el Ejército Karenni o el Ejército de Liberación Nacional Karen, han adoptado medidas para reducir el número de niños entre sus fuerzas. Otros, sin embargo, como el Ejército Democrático Budista Karen, el Ejército Estatal Unido de Wa y el Frente Popular de Liberación de las Nacionalidades Karenni, siguen reclutado y usando niños, en ocasiones mediante la imposición de cuotas de reclutamiento en las aldeas locales. Los niños soldados en las fuerzas armadas de estos grupos pueden llegar a tener tan sólo 11 o 12 años. Aunque algunos grupos armados se limitan a emplear a los niños soldados para tareas dentro sus campamentos, otros los despliegan en situaciones de combate.

En las próximas semanas, el grupo de trabajo sobre niños y conflictos armados del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estudiará las violaciones que afectan a los menores en Birmania, incluyendo el uso y el reclutamiento de niños soldados. El Secretario General de las Naciones Unidas ya ha señalado a las fuerzas armadas nacionales de Birmania en cuatro informes consecutivos al Consejo de Seguridad por violar las normas internacionales que prohíben el uso de niños soldados. El Secretario General también ha enumerado a diversos grupos armados de oposición como responsables.

El Consejo de Seguridad ha declarado en repetidas ocasiones que estudiará la imposición de sanciones específicas, incluyendo el embargo de armas y otras formas de asistencia militar, contra aquellas partes incluidas en la lista del Secretario General que se nieguen a terminar con el empleo de niños como soldados. Hasta la fecha, no ha adoptado ninguna medida en el caso de Birmania.

Human Rights Watch ha recomendado que el Consejo de Seguridad considere imponer medidas tales como prohibiciones al suministro de armas y asistencia militar, restricciones de viaje a los dirigentes del CEPD y limitaciones sobre el flujo de recursos financieros que recibe el CEPD.

“El Consejo de Seguridad debe cumplir su promesa de pedir cuentas a los responsables del reclutamiento y empleo de niños soldados”, dijo Becker. “Dado el pésimo historial de Birmania en lo que se refiere a los niños soldados, las sanciones contra el gobierno militar birmano está claramente justificadas”.