viernes, 19 de junio de 2009

Suu Kyi, símbolo de la privación de libertad del pueblo birmano

La líder de la oposición birmana y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, cumplió hoy 64 años convertida en el símbolo de la privación de libertad de los habitantes de Birmania (Myanmar), donde, desde su regreso en 1988, ha vivido 13 años confinada en su casa o en una residencia oficial.

Este cumpleaños lo celebra en la prisión de máxima seguridad de Insein, a las afueras de Rangún, en donde es juzgada porque presuntamente violó los términos del arresto domiciliario que cumplía desde 2003.

El delito que le imputan a la hija del general Aung San, el héroe nacional que fue asesinado cuando luchaba por la independencia birmana en 1947, se castiga con penas de entre tres y cinco años de prisión.

Estados Unidos, la Unión Europea y los grupos de defensa de los derechos humanos han pedido en innumerables ocasiones la liberación de Suu Kyi desde que se inició el juicio, el mes pasado.

Sin teléfono ni internet, con un precario estado de salud y las visitas controladas (incluidas las de sus dos hijos, a los que no ve desde hace casi una década), la menuda Suu Kyi es la piedra en el zapato del régimen militar y la figura más visible de la oposición, desde que en 1991 le fue concedido el premio Nobel de la Paz.

Nacida en 1945, residió durante la primera mitad de la década de los años sesenta en la India, donde su madre, Khin Kyi, ocupaba el cargo de embajadora.

En 1964, se mudó a Oxford (Reino Unido) para cursar estudios de Filosofía, Economía y Política; y allí conoció a su marido, Michael Aris, con el que tuvo dos hijos, Alexander (1973) y Kim (1977).

Tras un periodo de trabajo y estudios en Japón y en Bután, Suu Kyi decidió regresar a Birmania en 1988, con el fin de cuidar a su madre, anciana y enferma.

Pero la revuelta popular que vivía Birmania el verano de 1988 no la dejó indiferente y enseguida se vio envuelta en el movimiento pro democracia contra la dictadura militar.

El régimen respondió con la fuerza bruta a las protestas y más de 3.000 manifestantes murieron en las calles de Rangún, a golpes o por disparos.

Sin embargo, los militares no pudieron contener el ímpetu popular y en 1990 la Junta se vio obligada a convocar elecciones generales.

La Liga Nacional por la Democracia (LND) de Suu Kyi, quien por entonces cumplía su primer arresto domiciliario, ganó por amplia mayoría los comicios, cuyos resultados nunca han sido reconocidos por los dirigentes militares.

Su primera etapa de confinamiento concluyó seis años después pero el castigo le volvería a ser impuesto en septiembre de 2000, cuando desafió a los generales e intentó subir a un tren para viajar al norte del país.

Durante el segundo periodo de arresto, la Junta Militar le permitió reunirse de vez en cuando con miembros de su partido y escogidos diplomáticos como el entonces representante especial de Naciones Unidas para Birmania, Razali Ismail.

La tragedia golpeó la vida de Suu Kyi cuando en 1999 su marido falleció en Londres, víctima de un cáncer de próstata, sin haber podido viajar a Birmania para despedirse de su esposa, a la que no había visto en los últimos tres años.

El Gobierno militar negó el visado de entrada al moribundo marido de Suu Kyi, quien se resistió a viajar a la capital británica por temor a que las autoridades le impidiesen el acceso al país a su regreso.

La Junta Militar decidió cambiar de estrategia en octubre de 2000 e inició conversaciones con Suu Kyi, quien tiempo atrás había dicho: "Cuando me uní al movimiento democrático hice algunas promesas. Una de ellas es que no abandonaré hasta haber conseguido nuestro objetivo".

El 30 de mayo de 2003, fue privada de nuevo de la libertad, tras un sangriento episodio durante una gira que llevaba a cabo con otros destacados miembros de la LND por el norte del país: unos seguidores del régimen militar atacaron su caravana y en los enfrentamientos murieron unas setenta personas.

Por su lucha pacífica en favor de la democracia, Suu Kyi ha recibido, además del Nobel de la Paz: el Sajarov del Parlamento Europeo (1990), el Rafto de Derechos Humanos (1990) y la Medalla de la Libertad que otorga el presidente de Estados Unidos (2000).