La lider de la opositora Liga Nacional por la Democracia (LND), Aung San Suu Kyi, es un ejemplo de la fortaleza y determinación que las mujeres demuestran ante las penurias económicas y la junta militar. Ellas han estado al frente del movimiento a favor de la democracia en Birmania, explorando nuevas formas de acción política y exponiendo las atrocidades del régimen, entre éstas la violación utilizada por el Estado como arma contra los grupos étnicos minoritarios. Una investigadora explica el surgimiento de las organizaciones de mujeres en las zonas fronterizas:
"Algunas se iniciaron como filiales de mujeres de las estructuras tradicionales de liderazgo político étnico; otras se han desarrollado en relación a las condiciones del conflicto constante y la pobreza que amenaza la vida en Birmania. En tres y a veces cuatro sentidos, la 'mera vida' y la política se funden en las subjetividades de estas activistas: como mujeres, refugiadas, integrantes de minorías étnicas politizadas y opositoras en pro de la democracia contra el régimen militar birmano... El trauma predomina en las narrativas de lucha política de las activistas-refugiadas. Todas estas mujeres han sufrido traumas como resultado de los violentos encuentros con regímenes de poder soberano, tanto dentro de Birmania como en las zonas fronterizas entre estados. Las rodean sucesos traumáticos y sus consecuencias, que han llegado a estructurar sus vidas cotidianas y constituyen dimensiones importantes de sus identidades".[4] ¿Cómo han participado las mujeres en la reciente insurrección?
Las mujeres jugaron un papel fundamental durante el inicio de las manifestaciones, ya que las activistas lideraron muchas de las primeras marchas contra los precios de la gasolina y el diesel. En el tercer día de las protestas, un grupo grande conformado por cerca de 70-80 mujeres afiliadas a la LND fue atacado junto a unas 20 personas que estaban siendo arrestadas. Muchas de ellas fueron insultadas, golpeadas y abofeteadas durante la violenta represión de su marcha pacífica.[5] Otra protesta planificada por las mujeres fuera de la capital tuvo que ser cancelada en el sitio donde habría de realizarse, debido a que simpatizantes del gobierno las estaban esperando vestidos como activistas por la democracia.[6]
Varias mujeres activistas de alto perfil han sido obligadas a ocultarse puesto que las autoridades han llevado a cabo redadas en sus hogares y enviado boletines sobre "personas buscadas" a los puntos de registro en Rangún y otras ciudades. Por ejemplo, los medios independientes reportaron que una integrante del grupo "Generación 88", Nilar Thein, quien lideró una de las recientes manifestaciones contra los precios de la gasolina y el diesel en Rangún, tuvo que dejar atrás a su bebé de cuatro meses de edad y pasar a la clandestinidad. De manera similar, a Su Su Nway, ganadora del Premio John-Humphrey a la Libertad, la sacaron arrastrada de la manifestación, pero logró escapar y ahora está escondida. Mie Mie, activista por la democracia, y Phyu Phyu Thin, activista del campo del VIH/sida, supuestamente también han tenido que ocultarse.[7] Todas estas mujeres han estado antes en la cárcel debido a sus actividades en pro de la democracia.
Asimismo, mujeres laicas y monjas han sido puestas en la mira durante las diversas protestas que han tenido lugar en Rangún. Recientes relatos de testigos presenciales acerca de los ataques con garrotes en la pagoda de Shwedagon han revelado que la policía antimotines seleccionó específicamente a mujeres y las golpeó mientras trataban de huir de la escena.
"Algunas se iniciaron como filiales de mujeres de las estructuras tradicionales de liderazgo político étnico; otras se han desarrollado en relación a las condiciones del conflicto constante y la pobreza que amenaza la vida en Birmania. En tres y a veces cuatro sentidos, la 'mera vida' y la política se funden en las subjetividades de estas activistas: como mujeres, refugiadas, integrantes de minorías étnicas politizadas y opositoras en pro de la democracia contra el régimen militar birmano... El trauma predomina en las narrativas de lucha política de las activistas-refugiadas. Todas estas mujeres han sufrido traumas como resultado de los violentos encuentros con regímenes de poder soberano, tanto dentro de Birmania como en las zonas fronterizas entre estados. Las rodean sucesos traumáticos y sus consecuencias, que han llegado a estructurar sus vidas cotidianas y constituyen dimensiones importantes de sus identidades".[4] ¿Cómo han participado las mujeres en la reciente insurrección?
Las mujeres jugaron un papel fundamental durante el inicio de las manifestaciones, ya que las activistas lideraron muchas de las primeras marchas contra los precios de la gasolina y el diesel. En el tercer día de las protestas, un grupo grande conformado por cerca de 70-80 mujeres afiliadas a la LND fue atacado junto a unas 20 personas que estaban siendo arrestadas. Muchas de ellas fueron insultadas, golpeadas y abofeteadas durante la violenta represión de su marcha pacífica.[5] Otra protesta planificada por las mujeres fuera de la capital tuvo que ser cancelada en el sitio donde habría de realizarse, debido a que simpatizantes del gobierno las estaban esperando vestidos como activistas por la democracia.[6]
Varias mujeres activistas de alto perfil han sido obligadas a ocultarse puesto que las autoridades han llevado a cabo redadas en sus hogares y enviado boletines sobre "personas buscadas" a los puntos de registro en Rangún y otras ciudades. Por ejemplo, los medios independientes reportaron que una integrante del grupo "Generación 88", Nilar Thein, quien lideró una de las recientes manifestaciones contra los precios de la gasolina y el diesel en Rangún, tuvo que dejar atrás a su bebé de cuatro meses de edad y pasar a la clandestinidad. De manera similar, a Su Su Nway, ganadora del Premio John-Humphrey a la Libertad, la sacaron arrastrada de la manifestación, pero logró escapar y ahora está escondida. Mie Mie, activista por la democracia, y Phyu Phyu Thin, activista del campo del VIH/sida, supuestamente también han tenido que ocultarse.[7] Todas estas mujeres han estado antes en la cárcel debido a sus actividades en pro de la democracia.
Asimismo, mujeres laicas y monjas han sido puestas en la mira durante las diversas protestas que han tenido lugar en Rangún. Recientes relatos de testigos presenciales acerca de los ataques con garrotes en la pagoda de Shwedagon han revelado que la policía antimotines seleccionó específicamente a mujeres y las golpeó mientras trataban de huir de la escena.