martes, 3 de junio de 2008

LA JUNTA BIRMANA TEME A UNA MUJER DE PAZ: AUNG SAN SUU KYI.

En numerosas ocasiones, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha pedido a las autoridades militares de Myanmar que liberen a la ganadora del Premio Nóbel de la Paz, Aung San Suu Kyi, quien permanece detenida con arresto domiciliario y bajo una estricta custodia desde mayo de 2003, después de un enfrentamiento entre simpatizantes pro-democráticos y partidarios del gobierno militar. A Suu Kyi (se pronuncia Suu Chi) le permiten muy pocas visitas. Prácticamente, sólo la ven su sirvienta y el médico que la atiende. La última vez que salió de su casa fue en noviembre del 2006, cuando la junta militar le concedió un permiso para encontrarse durante una hora con el enviado de la ONU Ibrahim Gambari.

¿Quién es ella?
Aung San Suu Kyi es hija del general Aung San, importante activista que llevó a su país a la independencia (de Gran Bretaña) en 1940 y que por proclamar sus ideales políticos fue asesinado en 1947, cuando ella tenía apenas dos años de edad. Ahora tiene ya 62 y en su país y el resto del mundo la conocen como “La Dama”. En 1991 se le otorgó el Premio Nóbel de la Paz por su pacíficos pero constantes esfuerzos por conducir a su país hacia la democracia y el respeto a los derechos humanos.

¿Qué es Myanmar?
Myanmar es el nombre que la actual dictadura militar ha impuesto al país desde que tomó las riendas de la antigua Birmania, tras un golpe de estado en 1988. Tiene una población de 45 millones de habitantes y es uno de los países más grandes del sureste asiático.

¿Cuál es el problema?
En 1990 la junta permitió elecciones libres en Myanmar pero no esperaban que el partido que encabezaba Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (NLD) ganara por una abrumadora mayoría de 80% de votos a favor, además de una presencia dominante en el Parlamento. La junta militar se negó a reconocer el triunfo de Suu Kyi y la confinó a un arresto domiciliario.

Cumplir es lo que empobrece
Seis años después de aquellas elecciones frustradas, ante la prometedora posibilidad de un nuevo cambio, los diferentes partidos políticos habían adelantado ya elaborados planes para encausar a Myanmar por la vía democrática, pero una vez más la junta volvió a deshacer los progresos conseguidos. En 1997, la junta disolvió al Consejo de la Restauración y lo constituyó con un nuevo nombre: Consejo para la Paz y el Desarrollo del Estado.

Una historia de compromiso con la libertad
Suu Kyi es budista pero fue educada en colegios católicos en la India, donde vivió con su madre, que fue nombrada embajadora de Birmania en la India. Estudió en la Universidad de Oxford, en Inglaterra y ahí conoció a Michael Aris, catedrático en estudios tibetanos, con quien se casó y tuvo dos hijos, Alexander y Kim. En 1988, Suu Kyi se encontraba con su esposo y sus hijos en Inglaterra cuando recibió una llamada. Le avisaban que su madre, había sufrido un ataque y no viviría ya mucho tiempo. Fue así como volvió a su patria. Cuando llegó se encontró con un fuerte movimiento pro-democrático. Pronto se unió a los intereses de la NLD e igualmente pronto, el gobierno reprimió las manifestaciones y asesinó a miles de personas.

Condenada a estar sola
Ha pasado 11 de los últimos 18 años detenida en su propia casa en Yangón. En 1999 su esposo moría de cáncer de próstata en Inglaterra. Varias veces pidió él permiso para visitar a Suu Kyi pero la Junta no se lo permitió, alegando que no contaban con las posibilidades para atender a alguien en su condición. En cambio, sugirieron que ella podría visitarlo a él, pero ella no quiso por temor a que no la dejaran entrar de nuevo en el país. Desde el 2004 no se le ha permitido reunirse con nadie que pertenezca a la NLD. No obstante su dura situación, siempre se expresa con tranquila convicción y pasión contenida.

Los acusados por la opinión internacional se excusan
En representación del Gobierno , el ministro de relaciones exteriores Khin Maung Win comentó hace unos días que el camino hacia la democracia está abierto y que la líder de la NLD sólo se encuentra en “custodia de protección”, que esto no es permanente y que concluirá en el momento adecuado. La junta evita dar explicaciones y simplemente actúa en defensa del poder que detenta.

Pero así están las cosas
Además de Suu Kyi, la junta militar ha encerrado a más de mil presos políticos. Cualquier acto de simpatía por la democracia y cualquier muestra de añoranza por la antigua Birmania son causa de arresto. Si alguien reza por La Dama es llevado a prisión de inmediato. Los derechos humanos son violados cotidianamente en Myanmar. Las fuerzas gubernamentales cometen toda clase de abusos. Recientemente, 3 estudiantes universitarios, por ejemplo, fueron arrestados por tener en su poder CD’s educativos sobre derechos humanos distribuidos por Amnistía Internacional. Un miembro de la NLD fue sentenciado a 14 años de cárcel sólo porque le dio a un compañero una lista de los premios que había obtenido Suu Kyi.

El desaire más reciente
El último período de arresto domiciliario de La Dama inició en el 2003. El pasado 26 de mayo expiró la fecha de dicha sentencia y en todo el mundo creció la esperanza de verla libre. El 27 de mayo, en el aniversario de la victoria electoral de Suu Kyi, más de mil personas se reunieron para marchar en una procesión rumbo a la Pagoda Shwedagon, en Rangún, para orar por ella. Sin embargo, en su camino se encontraron con un bloqueo ordenado por el régimen y la marcha pacífica se convirtió en una manifestación política. Ahora, la junta militar ha dicho que no dejará libre todavía a Suu Kyi. El NLD ha declarado que este ha sido un duro golpe y un lamentable obstáculo para la reconciliación nacional.

¿Por qué no la sueltan?
El gobierno quiere hacer caso a los insistentes reclamos, súplicas y exigencias de los países vecinos y remotos para que se restaure la libertad de Suu Kyi. Al jefe de estado General Than Shwe, le preocupa muy poco la política internacional. Apenas se fija en sus vecinos más inmediatos. Nyan Win, vocera de la NLD dijo que la líder de su partido había solicitado verla para analizar las opciones legales y apelar para su liberación del arresto domiciliario pero, como es habitual, la junta militar lo impidió y amplió el arresto por un año más. Es ya la quinta vez que se le extiende la condena sin mayor explicación.