martes, 21 de abril de 2009

Sant Jordi- Bajo el Dragón. Alba Editorial- Para leer


Cerré los ojos e inhalé a fondo.
Jazmín. Se habia prendido una sarta de flores blancas en el cabello que le rozaba la nuca morena cobriza. Bajé la cabeza y noté el olor a anís. Su aroma dulzón me trajo a la mente la imagen de dos amantes entrelazados en lánguido agotamiento. Los habia visto hacia diez años a las orillas del lago Kandawgyi leyéndose el futuro en la palma de la mano el uno al otro, y había contemplado luego una sandalia que se le caía del pie tostado a la joven dejando al descubierto el pálido trazo blanco de la correa.
Inhalé de nuevo y me llegó el olorcillo del café. La apacible viuda lo habia tomado a sorbos con una pajita, encaramada en un minúsculo taburete, manteniendo un airoso equilibrio un palmo por encima del pavimento roto. SU longyi le caia en pliegues recogida recatadamente alrededor de las piernas.

Extracto del primer capitulo