¿Por qué se le ocurrió a George W. Bush hacer la “gira del adiós” justamente en Irak y Afganistán, países que la intervención estadunidense convirtió en realidades de pesadilla? Seguramente, por la misma razón que lo llevó a intentar conquistar militarmente ambos territorios, en un ejercicio de revancha y demostración de firmeza imperial tras las heridas del 11-S. Siete años después del inicio de la ocupación de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán, ésta ha servido básicamente para dos cosas: revivir al movimiento fundamentalista talibán, reagrupado y fortalecido con miembros de la red Al Qaeda, y expandir a niveles nunca vistos la producción y tráfico de heroína hacia los mercados de Europa y Estados Unidos, los principales clientes. Justamente ayer, un experto de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Crimen, Thomas Pietschmann, destacaba en el diario Singapore Straits Times la abundante cosecha de opio, base de la heroína, que se logró este año en Afganistán (y en el Triángulo de Oro, en las fronteras comunes de Birmania, Laos y Tailandia).
No hay que ser canciller para darse cuenta —como afirmó el diplomático español Miguel Ángel Moratinos—, que la actitud del periodista iraquí Muntazer al-Zaidi, quien el domingo arrojó sus zapatos contra el presidente estadunidense durante una rueda de prensa en Bagdad expresa “el “sentimiento” y “la rabia” del mundo musulmán contra la administración republicana, aun cuando Moratinos consideró “poco digna” la actitud de Zaidi de arrojarle los zapatos a Bush.
Como sea, algo hubo de altamente simbólico en su acto que se convirtió en un éxito de audiencia en todo el mundo, en radioemisoras, cadenas de tv, internet y hasta en la cumbre presidencial de Bahía en Brasil, donde tanto Hugo Chávez como Lula da Silva, entre otros, se refirieron públicamente al hecho.
En Londres, la empresa británica T-Enterprise, veterana en distribuir los videos “virales” por la red, se adelantó a la competencia y en pocas horas sacó su “Bush’s Boot Camp”, un juego sencillo en el cual los internautas se convierten en los guardaespaldas de Bush y deben desviar los zapatazos, disparando sin herir, obviamente, al mandatario.
A medida que el jugador avanza de nivel, los lanzamientos son cada vez más rápidos al punto que es cada vez más difícil acertar en el zapato sin herir al blanco.
Otra burla imita un video de la consola Wii de Nintendo. Bajo el nombre “Wii Zapatilla” muestra una imagen de Bush en camiseta y pantalón corto intentando evitar los zapatazos.
Un tercer juego propone un desenlace distinto: el zapato sí alcanza a Bush, en un simulacro de consumación de la antiquísima y voluntariosa Ley del Talión, “ojo por ojo, y zapatazos por intervención”.