En su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 2008, HRW considera que los días en los que Washington, Bruselas u otras capitales occidentales tomaron la iniciativa en el debate sobre los derechos humanos "han pasado".
Hoy, añade, "aquellos que ejercen la diplomacia más enérgica en materia de derechos humanos residen en lugares como Argel, El Cairo o Islamabad, respaldados por Moscú y Pekín. El problema es que éstos están tirando en la dirección equivocada".
La organización recuerda que en la ONU y en otras organizaciones internacionales, gobiernos "represivos" han bloqueado medidas en contra de violaciones de derechos humanos por la pasividad o ineficacia del resto.
De acuerdo con HRW, países como Argelia, Egipto y Pakistán, apoyados por China, Rusia, la India y Suráfrica, defienden el derecho de los gobiernos a "hacer lo que quieren" con argumentos como la soberanía, la no interferencia y la solidaridad regional.
Los gobiernos de esos países, en realidad, pretenden desviar la atención y las críticas de sus propios abusos o de sus aliados y amigos, alega HRW.
La organización subraya que "gobiernos que se preocupan por los derechos humanos tienen suficiente influencia para crear una amplia coalición contra la represión, pero, en su lugar, se han retirado del campo" de batalla.
Según la organización humanitaria, esos países han perdido influencia por tener otros intereses que no son compatibles con la defensa de los derechos humanos y por tener problemas de credibilidad en el mundo ante su propia actuación discutible en la materia.
Según HRW, han quedado marginados en importantes organismos de la ONU, como el Consejo de Seguridad y el Consejo de Derechos Humanos, y en debates que definen las políticas hacia Birmania, Sudán, Sri Lanka, Zimbabue y otros lugares conflictivos.
En el caso de EEUU, considera que su comportamiento es la "lógica consecuencia de la política de lucha antiterrorista del Gobierno de George W. Bush, que no tiene en cuenta la prohibición de la tortura, la desaparición o la detención indefinida y sin derecho a juicio".
Debido a esta situación, la Unión Europea (UE) se ha visto muchas veces obligada a actuar sola, señaló la organización.
HRW elogia la intervención de la UE en casos concretos como la guerra entre Georgia y Rusia o su misión en Chad, pero considera que los países miembros fracasaron al no ejercer más ampliamente su influencia en lugares como Birmania, Somalia o el Congo.
La organización reprocha a la UE que se haya "escondido a menudo tras el obstaculizador proceso de toma de decisiones, que favorece la inacción, para evitar críticas a su falta de intervención".
HRW también subraya la "frecuente reticencia de la UE a criticar a la administración Bush por sus políticas abusivas en la lucha antiterrorista".
Por eso, añade, la UE ha sido acusada de practicar una política de doble rasero, "ha envenenado el debate global sobre derechos humanos y ha facilitado que las políticas de proteccionismo prevalezcan".
HRW alaba en su informe a los países que no han caído en esta práctica y defienden cada vez más los derechos humanos, como Argentina, Chile, Costa Rica, México y Uruguay en América Latina; y Botsuana, Ghana y Liberia en África.
El éxito de cualquier esfuerzo por recuperar el liderazgo y la iniciativa en el debate de los derechos humanos depende en gran parte de Washington, según HRW.
La llegada del presidente electo, Barack Obama, a la Casa Blanca el 20 de enero genera la esperanza de que EEUU pueda volver a asumir este papel en el escenario internacional, y si la UE puede crear la voluntad política necesaria ambos actores pueden formar una "verdadera coalición global" en defensa de los derechos humanos, concluye HRW. EFE cae/pgp/mmg