Miguel F Rovira Bangkok, 18 may (EFE).- El frente de los "camisas rojas", cuya protesta se desinfla, aceptó hoy la mediación del Senado en las negociaciones con el Gobierno de Tailandia para poner fin a la violencia que ha causado al menos 37 muertos y casi 270 heridos.
El cerco militar al bastión rojo situado dentro del corazón comercial de Bangkok, las diferencias que sostienen los líderes del frente antigubernamental y la presión que hacen desde el opositor Partido Puea Thai (de los Tailandeses) que lo financia, están asfixiando la protesta de los "camisas rojas".
El extremo sur de la fortaleza está desierto y el silencio es tan grande que es la primera vez en muchas décadas que se oye piar a los pájaros en la confluencia de la calle Silom con la avenida Rama IV, que en circunstancias normales es una de las más congestionadas de esta metrópoli de casi 2 millones de habitantes.
La quietud es interrumpida sólo de vez en cuando por el estallido de algún petardo arrojado a la calle por un chiquillo que luego sale corriendo por miedo a la reacción de los soldados apostados frente a la empalizada.
Las carpas instaladas para alojar a los "camisas rojas" en esa zona que supuestamente ocupan están vacías de personas pero no de moscas que revolotean entre la abundante basura y las cajas de cartón con comida donada días atrás a la gente del campo que protestaba.
Las vituallas se pudren al lado de los cascos y los palos que los congregados emplearon para protegerse de una carga de las fuerzas de seguridad.
"Se han ido a su casa", dice Vinai, un hombre de 74 años del cercano barrio de chabolas de Klong Tei, que selecciona entre los desperdicios aquello que puede serle de utilidad.
Cerca del escenario montado en el centro de la zona de unos tres kilómetros cuadrados que ocupan desde hace cinco semanas, la estampa nada se parece a la de hace unos pocos días, cuando por el interior del campamento había unos 10.000 manifestantes.
Unas pocas decenas de partidarios del frente sentados o tumbados sobre esterillas escuchaban el discurso del "camisa roja" de turno, y en las carpas próximas, los hombres dormían mientras las mujeres preparaban el menú del día: arroz y pollo al curry.
Las disensiones surgidas entre los 24 cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, a raíz de las diferentes estrategias que unos y otros defienden para conseguir la disolución del Legislativo, han erosionado también la protesta.
La renuncia de Veera Musikapong a continuar como uno de líderes del frente antigubernamental fue suficiente para que sus leales recogieran sus bártulos y se marchasen a sus respectivas provincias, en medios de transporte facilitados por las autoridades.
"Aquí los que tienen peso son los jefes provinciales de los camisas rojas, es a ellos a quienes sigue la gente", dice Walaiporn, una mujer de 51 años de la provincia de Si Sa Ket, que al igual que su esposo idolatra al ex mandatario depuesto Thaksin Shinawatra, guía y principal benefactor de los "camisas rojas".
Con la protesta en recesión, los "camisas rojas" aceptaron hoy la mediación del Senado en las negociaciones con el Gobierno para encontrar salida a la crisis política, que ha desatado una ola de violencia en la que han muerto al menos 37 personas en cinco días.
"Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuantas vidas se perderán", dijo Natawut Saikua, uno de los líderes, en rueda de prensa.
Saikua apuntó que "no será correcto poner condiciones al Senado".
En las negociaciones participará un grupo de 64 senadores del total de 150 que integran la Cámara Alta, y de la que 74 son seleccionados por un comité y el resto elegidos mediante votación en las provincias de Tailandia.
Antes, el frente pidió la mediación de Naciones Unidas.
Los líderes del frente propusieron el pasado domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas, cuya presencia en las calles desató la peor ola de violencia vivida en el país desde la matanza de manifestantes perpetrada por los soldados, en 1992, a raíz de las protestas para exigir el retorno de la democracia.
El Gobierno tailandés retiró la pasada semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando las negociaciones con los "camisas" rojas se estancaron y sus cabecillas dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta.
Los enfrentamientos entre manifestantes y soldados han causado además 266 heridos, incluidos en el total de unos 1.650 registrados desde que a mediados del pasado marzo comenzaron las protestas.
Desde entonces, al menos 66 personas han perdido la vida por disparos o explosiones de granadas u otros artefactos. EFE mfr/msr