Cuando me confirmaron que el Tribunal Supremo iba a sentar en el banquillo al Juez Baltasar Garzón, estaba luchando contra otra dictadura: la birmana. Un proceso que pretende acabar con la carrera judicial del juez e infringir un duro golpe a nuestros mermados derechos civiles.
Parece que todo el mundo esta de acuerdo en materia de crímenes de lesa humanidad en juzgar a las dictaduras extranjeras ( argentina, chilena, birmana,...), pero tratandose de la nuestra- o quizas resulta ¿que no tuvimos dictadura?, quizas resulte que mis cinco tios no murieron aquella noche fusilados como millones de españoles nobles... ¿Quizás resulta que la ley de memoria histórica esta interpretada por amnesicos y miles de personas que nos desaparecieron a las familias en la guerra civil y posterioridad debemos callarnos... Malos tiempos para la libertad.
Aqui no hay ninguna decisión historica, permitir que la impunidad fascista venza una vez más sobre el Estado de Derecho es como dar tres cuartos al pregonero. Vivimos todavia bajo el yugo de la falange.
Solo una protesta masiva y una enorme presión puede recordar a la Justicia que vamos a alzar nuestras voces a favor de Garzón, en defensa de la democracia y de los derechos humanos universales. El futuro de Garzón depende de nuestra acción civil, actuar civilmente
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