viernes, 11 de abril de 2008

La muerte de los birmanos nos averguenza

Es tiempo de destapar el mercado laboral y acabar con la corrupción oficial y el abuso de los trabajadores birmanos en Tailandia.


Abril 11, 2008- The Nation-

Vamos a jugar a un juego. Estamos en el circo, en un juego donde los músicos tocan los instrumentos, otros bailan con armas, y apuntan a seres humanos. Jugamos al juego de la silla, pero no hay sillas para todos.
Y la musica nunca acabara. Se llama Thai Blame Game. La muerte de 54 emigrantes trabajadores birmanos, muchos de ellos mujeres, asfixiadas en un contenedor ha revelado el papel que juega Tailandia en todo este juego secreto.

Las victimas, entre las que hay 47 supervivientes, fueron encerradas en un contenedor de 2.2 metros por 6. Era un viaje de dos horas desde Ranong una provincia cerca de Birmania hasta Phuket, donde muchos de ellos sucumbieron. De los muertos 37 eran mujeres y 17 eran hombres.
Las investigaciones policiales revelan que el conductor se olvido de instalar el aire acondicionado en la parte trasera del contenedor, el cual se usaba normalmente para transporte de pescado. Quizás el conductor no era consciente de la avería energética, quizás pensó que los birmanos no necesitaban el aire, ni que iban a sufrir miedo o morir

Demasiados incidentes de trabajadores emigrantes birmanos en Tailandia están pasando últimamente. Algunos llegan a las noticias internacionales, pero parece que no hay ninguna reacción por parte del Gobierno Tailandés, mas allá de obtener una gran mano de obra barata, para construir sus rascacielos, pelar el pescado o limpiar sus suelos

Esta tragedia es algo más que un aire acondicionado estropeado. Debemos de abrir los ojos al terrible tráfico humano. Una de las razones para reflexionar es la relación entre los oficiales de la frontera, los traficantes, los empleadores y los consumidores finales.

Trabajadores birmanos, como los camboyanos o laotianos hacen el trabajo que muchos tailandeses no quieren hacer; por que los empleadores tailandeses pagan menos del mínimo legal. Los organizaciones de derechos humanos y de derecho del trabajo han mostrado en informes que los trabajadores birmanos que realizan trabajos en Tailandia, son “ aquellos que se consideran sucios, peligrosos o denigrantes”. Trabajan largas jornadas en condiciones inhumanas y están sujetos a arbitrarios arrestos y deportaciones.

No tendríamos este tipo de trabajadores si no existiera una demanda. No queremos escuchar historias tristes: cuanto pagan a la policía de la frontera, a los oficiales, a los traficantes, y cuanto les “ cuesta trabajar en Tailandia”.

No queremos oír ni hablar de lo que esta pasando en Birmania- como oprime el gobierno militar a su pueblo; la movilidad de trabajadores en Laos y Camboya, y más y más…

Nuestra apreciación hacia los trabajadores emigrantes extranjeros esta llena de contenidos morales y tiene consecuencias étnicas y sociales. Es más que un asunto en el drama birmano, es una razón de peso, que no proviene de una fantasía. Como tratamos a los otros, dice mucho de que tipo de país somos, que sociedad estamos construyendo. Déspues de la trágica muerte de 54 birmanos trabajadores, ¿ podemos mirarnos a nosotros mismos en el espejo social y no sentirnos responsables?



Esperemos que esta tragedia sea una llamada de atención al gobierno tailandés. Miremos más allá de la caja. ¿Por que no somos capaces de atacar la relación en el conflicto birmano y el trafico humanos?, quizás porque permitiendo que el mercado laboral con sus leyes de oferta y demanda, explotando a trabajadores extranjeros que son permitidos entrar solo para traficar con ellos. Puede ser caótico de entrada, pero al final el mercado laboral debe de encontrar un equilibrio

Al fin y al cabo, debería poner fin a las practicas corruptas de las autoridades implicadas. Nadie quiere tener contenedores con emigrantes muertos que iban a producir. Los oficiales corruptos no deben beneficiarse más de esta vergüenza y el gobierno debe pagar a los trabajadores extranjeros igual que paga a los tailandeses.