miércoles, 11 de marzo de 2009

El hambre es la mayor de las crisis: necesitamos voluntad política de cambio


¿Qué tiene que ver la crisis financiera internacional con el cambio climático o el aumento del precio de las materias primas?. Una maraña de hilos entreteje una espesa red que víncula la crisis climática, la crisis alimentaria, la crisis energética, la crisis inmobiliaria y la crisis financiera, resultando en una crisis global donde las víctimas más vulnerables son siempre los países más pobres.

Durante las últimas tres décadas la comunidad internacional ha celebrado numerosas cumbres internacionales sobre el hambre y ha donado miles de millones de euros a los países pobres sin éxito. Madrid acogió en enero la última de estas cumbres, con casi mil millones de personas que subren hambre en el mundo. Este significa que uno de cada 6 habitantes del planeta ve negado cada día su derecho al alimento.

A mediados del 2008 saltaron las alarmas ante la crisis producida por el aumento de los precios del arroz, el trigo y la leche, que puso en grave peligro la seguridad alimentaria. Esta crisis sumó en un solo año 100 millones de personas a la cifra del hambr en el mundo. Existe múltiples causas para explicar la crisis de precios de los alimentos: el aumento de la demanda, devío de parte de la producción al sector biocumbustibles, encarecimiento de los carburantes, falta de inversiones en el sector agrícola, recurrencia de meteorología adversa, especulación, etc.... Existe, por tanto un riesgo real de hambruna y desnutrición severa en aumento

La confluencia de las diversas crisis ha desembocado en un aumento del hambre.Se redujo la oferta de alimentos con malas cosechas de importantes producciones de cereales, una reducción de la productividad global provocada por el cambio climático que afecta especialmente a los países pobres que dependen de la agricultura de secano o el aumento de los precios del petróleo, que alcanzó maximos historicos, encareciendo el uso de la maquinaria, el transporte y los fertilizantes. A la vez, aumentada la demanda, con un fuerte crecimiento del consumo en países emergentes, especialmente China e India que supone el 40 % de la población mundial. La demanda tambien ha aumentado por la apuesta de los países desarrollados por el uso de biocombustibles, que son responsbles de hasta un 30 % del aumento de los precios de los alimentos. La crisis bursátil, que ha empujado a los invesores especulativos a los mercados de materias primas y un cierto pánico ante los desabastecimientos hicieron el resto.

Una de las conclusiones que se pudo extraer de la Cumbre de Madrid es la necesidad de que los países donantes aporten más y que la ayuda se centre en producir más y mejor. No solo es un problema de financiación, sino de hacia donde se dirige esta, incluso en plena crisis alimentaria, siguen utilizandose estrategias que no funcionan. Es indispensable poner en marcha estrategias orientadas especificamente a reducir la carga de desnutrición infantil severa, asumiendo que esta es una enfermedad con tratamiento.

Hay que invertir en agrícultura. Hacer lo que no se ha hecho en 30 años, cuando los países ricos dejaron de enviar dinero para proyectos agrícolas y el campo se secó y los gobiernos de países pobres dejaron de proporcionar semillas y fertilizantes orientados a importar alimentos del Norte ya que resultaba más barato comprar fuerza que producir en casa, debido a los subsidios de los paises ricos. Tenemos que reflexionar sobre la politica del Do not harm.

Hacen falta cambios estructurales en las economias de los países en desarrollo y en las leyes comerciales internacionales para luchar contra el hambbre, lo que exige una inversión a largo plazo por parte de la comunidad internacional que atienda todos los eslabones de la cadena de la crisis: reducción del impacto climático, desarrollo agrícola local, apertura de mercados, desarrollo de infraestructuras, etc... Y sobre todo, hace falta la voluntad política que active el interés por combatir el hambre de forma eficaz

Con motivo de la crisis financiera los gobiernos se coordinaron y en cuestión de dias desembolsaron hasta 3 billones de dolares para rescatar bancos en apuros- que habian creado la crisis-. Rescatar a casi mil millones de personas del hambre deberia ser nuestra prioridad. La erradicación del hambre es posible, la salida de la crisis es posible. Pero necesitamos voluntad politica, movilización de los recursos necesarios hacia el lugar apropiado y transformar esta crisis en una oportunidad de mejorar este planeta para todos.