Entre estas conferencias me aventuraré a responder a responder a algunas de las dudas expresadas sobre la perspectiva de una guerra mayor. Las notas para estas conferencias fueron hechas con el pasar del tiempo en un rincón de la sala de estar.
Hay dos grandes lámparas de pie que iluminan el cuaderno que uso para escribir estas líneas. La delgada pluma negra se desliza fácilmente sobre el papel. Es uno de mis compañeros inseparables. Está ‘Hecha en China’, así como el cuaderno cuadriculado.
Uno de mis colegas introdujo el tema la otra noche: ¿existe algún producto manufacturado que el capitalismo estadounidense pueda producir que China no puede producir mejor, en mayores cantidades y mucho más barato?
No es una especulación antojadiza. De ahí resulta si el capitalismo estadounidense en su actual estado de endeudamiento, empobrecimiento masivo y desintegración financiera podrá competir internacionalmente. O, para decirlo de otra manera: ¿cómo y con qué medios pagará por sus importaciones, por lo que consume? ¿Podrá – según la evidencia actual no lo podrá – recortar y finalmente eliminar su déficit comercial exportando más de lo que importa? Además, ¿puede el dólar ser un medio de pago y cambio aceptable en vista de la paliza a la que ha sido sometido incesantemente durante muchos años? La observación de Mahmud Ahmadineyad de Irán de que el dólar vale menos que papel higiénico usado es poco elegante, pero es compartida por muchos espíritus de primer rango en el mundo del capitalismo financiero.
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