miércoles, 25 de marzo de 2009

La dimensión política del hambre por Manuel Sanchez Montero

La Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria ha puesto de relieve algunos de los males que aquejan en general al sistema de ayuda y, específicamente, al compromiso por alcanzar el objetivo número uno de desarrollo del milenio. Por enumerar algunos, la no complementariedad entre donantes y especialmente agencias de Naciones Unidas. Más aún, la competencia por recursos y posicionamiento (especialmente entre la FAO y el PMA).

En este comentario de Manuel Sánchez-Montero, se señala que el proceso que se inicia en Madrid ofrece una oportunidad (¿más?) de racionalizar el sistema de Naciones Unidas y para ello, la cooperación generosa y previsible (el compromiso de 1.000 millones de euros cada uno por parte de la Unión Europea y del gobierno de España son ejemplos a seguir) deberá acompañarse de un seguimiento sano, no exento de tensiones, entre los Estados donantes y la High Level Task Force.

Los desembolsos deberían ir acompañados de criterios sobre una correcta y equilibrada identificación de prioridades (lo más protegida posible de influencias de intereses de agencias o países donantes), mecanismos de rendición de cuentas y la participación de diferentes grupos de interés relacionados con la seguridad alimentaria.


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