La pícara mirada, probablemente preparando alguna travesura, de una niña de unos 10 años sobre la arena de la playa nos contempla en blanco y negro desde la portada del último disco de Jane Birkin: Enfants d'hiver, que estos días está presentando en España (este jueves actúa en el Auditori de Barcelona). En el vídeo promocional de una de las canciones (Période bleue), la actriz-cantante se pasea, más bien corre alocadamente, junto a su perro por esa misma playa en la isla de Wight; el corte de pelo y la indumentaria son los mismos y la mirada sigue siendo igual de traviesa, tal vez más. Imágenes idóneas para describir el contenido de un plástico totalmente diferente de todos los que Jane Birkin ha grabado en su ya larga carrera profesional: por primera vez todas las canciones están escritas por la propia cantante con músicas realizadas por jóvenes compositores franceses.
Este jueves presenta en el Auditori de Barcelona un disco con letras propias
"No sé exactamente por qué me puse a escribir canciones", explica en conversación telefónica Jane Birkin con su habitual simpatía y su imparable cascada verbal. "Había escrito una obra de teatro
[Oh pardon, tu dormais, en 1999] y después pude hacer mi propia película con Géraldin Chaplin y Michel Piccoli, así que me dije: ¿por qué no hacer canciones? Me gusta escribir, era un salto lógico. Siempre he tenido la suerte de cantar canciones magníficas que otros me habían escrito explicando lo que yo pensaba, pero esta vez he querido hacer un disco para decir exactamente lo que pienso".
Recuerdos de infancia entre los que asoma también el presente, Birkin acaba de cumplir 62 años. "Sólo sé escribir de lo que he vivido", explica. "Quería hablar de la nostalgia, de cuando era niña, de cómo soy ahora mismo y dejar de lado los años más conocidos de mi vida, de los 20 a los 40. Quería llegar a gente que sienta lo mismo que yo". Enfants d'hiver es un disco preñado de melancolía. "Siempre me ha gustado la melancolía", afirma Birkin antes de que el nombre de la activista birmana Aung San Suu Kyi (premio Nobel de la Paz en 1991 y premio internacional Catalunya en 2008), a la que dedica una de las nuevas canciones, encienda su apasionamiento. "China sigue invadiendo Birmania y encarcelando a centenares de personas y Europa no hace nada. El pasado año tuve miedo por su vida, no sabíamos dónde estaba ni dónde llevaba la policía a los detenidos. Me decían que no me preocupara, que no podía pasarle nada porque si moría habría una revolución en el mundo, pero qué va, al mundo no le interesa. Convocamos una manifestación en París para protestar y vinieron 300 personas".
Aung San Suu Kyi es también el título de la canción que Birkin canta en inglés. "Nació viendo una noche la BBC. El presentador hablaba de un niño africano y decía que le quedaban pocos minutos de vida porque no había comida. Veías la desesperación en los ojos del niño. Me sentí como un voyeur asistiendo a una cuenta atrás: cinco, cuatro, tres, dos, uno... y el niño ya estaba muerto. En ese momento acabó el reportaje e irrumpió el anuncio de un coche de moda. No me lo pude creer: estaba viviendo la miseria de los otros, y de repente un sobresalto de lujo".
A pesar de ese pesimismo mira hacia delante con esperanza y esa esperanza tiene nombre: Barack Obama. "La llegada de Obama es la cosa más excitante que ha ocurrido en los últimos tiempos", afirma sin enmascarar una cierta euforia. "Que él esté ahí está dando esperanzas a jóvenes de todo el mundo, a los de los banlieue franceses, por ejemplo, que pensaban que no había futuro para ellos y ahora ven a un medio árabe medio negro dirigiendo Estados Unidos".
Birkin cree que muchos de esos jóvenes se sienten ahora atraídos por su música gracias a Internet. "Con los ordenadores, estés donde estés puedes escuchar música de cualquier parte del mundo. Todos los jóvenes que conozco ya no van al cine ni compran discos, lo descargan todo de Internet y generalmente no piratean, la mayoría lo compra porque realmente es muy fácil comprar en Internet. Los CD son cosa del pasado, ahora sería necesario llegar a acuerdos para que los artistas fueran remunerados y pudieran seguir haciendo esto como una profesión. Universal ha llegado a un acuerdo con Orange y se habla de acuerdos con Google para que la publicidad pueda costear descargas... Todo cambia, de pequeños nos decían que no viéramos la tele porque se nos pondrían los ojos cuadrados, y ahora ya ves...".