Un año después de que el ciclón 'Nargis' dejara 138.000 muertos en la ayuda internacional no es suficiente para reconstruir las zonas dañadas y dotar al país de medios de prevención ante futuros huracanes.
"100.000 familias necesitan todavía ayuda para que sus hogares resistan la temporada de monzones que está a punto de empezar", En mayo pasado, el ciclón 'Nargis' arrasó la mísera región del Sur de Birmania, situada en el delta del río Irrawaddy, cobrándose la vida de más de 138.000 personas y afectando a más de dos millones de birmanos.
Doce meses después de la catástrofe, los edificios derruidos han sido reemplazados por construcciones temporales y muchas de las 4.000 escuelas que fueron destruidas o dañadas han reabierto gracias a reparaciones básicas o aularios portátiles.
Además, las ONG han distribuido material para que la población repare sus propias casas, pero los mayores damnificados han sido la agricultura y la ganadería, las principales actividades económicas en la región.
"El área afectada necesita aún mucho trabajo", "sus habitantes perdieron su ganado, sus cultivos arroceros, los barcos y los aparejos de pesca" y ha subrayado la importancia de que "las familias recuperen su forma de ganarse la vida y no dependan de la ayuda".
Un millón de desplazados
Se estima que hubo más de un millón de desplazados, "por decisión propia u obligados por el gobierno", pero los campos de refugiados ya han sido cerrados y la mayoría de ellos han vuelto a sus lugares de origen.
El plan de reconstrucción, impulsado por la comunidad internacional y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), prevé que serán necesarios tres años más para que desaparezcan las huellas del ciclón.
Sin embargo, "la ayuda internacional no es suficiente para la reconstrucción", ha calculado que el plan necesita aproximadamente 690.000 millones de dólares y "los donantes internacionales están dando poco".
"Una de las principales tragedias fue la falta de preparación de la comunidad internacional y el gobierno", pues "fue el primer ciclón de tales proporciones que golpeó Myanmar en más de 100 años".
La vecina Bangladesh, en cambio, es el destino más frecuente de los ciclones y por eso, Cave, considera que Myanmar debe seguir su ejemplo y prepararse adecuadamente construyendo lugares seguros para la población o edificios con estructuras que puedan resistir los huracanes.
"Estamos trabajando con los niños para que aprendan cuáles son los lugares seguros en la aldea, dónde pueden encontrar elevaciones del terreno o cuáles son los edificios más seguros", cuenta Cave.
A su juicio, "el problema es que en tiempos normales, Myanmar recibía menos dinero de ayuda internacional que cualquier otro país del mundo, sólo 3 dólares por persona frente a los 28 dólares por persona de Zimbawe".