Nyan Win, uno de los abogados que defiende a la birmana de 64 años, dijo que se reunió con ella ayer para concretar los detalles del recurso que interpondrán en los juzgados de Rangún, la antigua capital y la mayor ciudad del país.
Suu Kyi está confinada en su casa familiar de la avenida de la Universidad en unas condiciones peores a las que tenía antes de la sentencia, según dijo el mismo letrado en otras declaraciones, el martes pasado.
El veterano Nyan Win señaló que las autoridades aún no han autorizado que su clienta pueda continuar con su doctor de cabecera, como ha solicitado, y desconocen los pormenores del régimen de visitas impuesto.
Añadió que, de momento, tiene más dificultades para entregar libros a Suu Kyi que cuando estuvo encerrada en la penitenciaría de alta seguridad de Insein, a las afueras de Rangún, entre mayo y agosto pasados, mientras era juzgada.
Su actual arresto domiciliario establece que viva dentro de los límites del inmueble número 54 de la avenida de la Universidad, que pueda recibir tratamiento médico y visitas autorizadas, ver la cadena de televisión MRTV (birmana), leer libros, revistas y periódicos previa revisión de la censura y escribir a las autoridades.
El teléfono e internet están prohibidos, así como la televisión por satélite.
Suu Kyi fue condenada este mes a tres años de trabajos forzados por violar en mayo las condiciones de su arresto domiciliario, aunque la pena quedó reducida después a un año y medio de confinamiento en su casa.
El cumplimiento de la sentencia impedirá a la opositora participar en las elecciones parlamentarias que se celebrarán el año próximo.
La última vez que la Junta Militar autorizó comicios legislativos fue en 1990 y entonces ganó con más del 82 por ciento de los votos Suu Kyi y su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND).
El régimen birmano nunca reconoció el resultado de las urnas.