RANGÚN (AFP) — El enviado especial de la ONU para Birmania, el diplomático nigeriano Ibrahim Gambari, llegó el jueves a Rangún para tratar de que la junta militar incluya a Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz y líder de la oposición, en sus planes para un referéndum y eventuales elecciones.
Gambari se reunió con diplomáticos extranjeros y durante la jornada se entrevistará con funcionarios de Naciones Unidas en Birmania.
En sus anteriores misiones, el emisario de la ONU fue autorizado a entrevistarse con Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario, y con altos funcionarios del gobierno, pero por ahora no hay reuniones previstas.
Durante su última visita no logró ver al número uno del régimen, el generalísimo Than Shwe, y se ignora si podrá reunirse con él en esta oportunidad.
Por ahora se ignora la fecha de partida de Gambari, aunque diplomáticos dijeron que permanecería hasta el domingo.
Se trata de la tercera visita de Gambari desde la violenta represión de las protestas populares de setiembre pasado, y la primera desde el sorpresivo anuncio de la junta el mes pasado de un referéndum sobre una nueva Constitución en mayo y elecciones pluripartidistas en 2010.
Si se efectuaran estos comicios, serían las primeras elecciones desde que Aung San Suu Kyi condujo a su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND), a una abrumadora victoria en las elecciones de 1990.
PERO LA junta ignoró el resultado y ha mantenido a la líder opositora bajo arresto domiciliario durante 12 de los últimos 18 años.
El régimen militar, en el poder en Birmania desde 1962, anunció que su nueva Carta Magna prohibirá a Aung San Suu Kyi presentarse a elecciones, alegando que su difunto esposo era extranjero. Una nueva ley cataloga de delito pronunciar discursos y distribuir octavillas sobre el referéndum.
Se espera que Gambari trate de presionar a la junta militar para que permita actividades políticas relacionadas con el referéndum y que intente incluir a Aung San Suu Kyi y a su partido en los comicios.
No obstante, los analistas afirman que el mediador de Naciones Unidas tendrá enormes dificultades para vencer la resistencia de los generales en el poder a efectuar reformas.
La LND advirtió que la Constitución "no puede ser aceptada por el pueblo", pero no llegó a llamar a un boicot ni a pedir un voto negativo.
La semana pasada, la LND presentó una nueva demanda ante la Corte Suprema, tratando de obligar al régimen militar a reconocer su victoria de 1990, pero su querella fue rechazada sin audiencia.
Hasta ahora, la junta sólo ha aceptado hacer pequeñas concesiones, como permitir las visitas de Gambari, a pesar de la condena de la comunidad internacional a la sangrienta represión de las marchas pacíficas lideradas en setiembre pasado por monjes budistas.
Esas protestas fueron el mayor desafío al régimen militar en casi dos décadas, y el ejército respondió disparando contra los manifestantes.
Al menos 31 personas murieron en esa oportunidad, de acuerdo con Naciones Unidas. La organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Estados Unidos, denunció por su parte más 100 muertos.