La comprensión del impacto de la detención de la Nobel de la Paz birmana Daw Aung San Suu Kyi, su juicio pantomima y este silencio, no puede augurar nada bueno. La inteligencia lógica me dice que la Junta no ha cumplido sus promesas en los últimos diez años. Que la ONU no ha podido en sus 38 misiones sacar nada que beneficie sustancialmente al pueblo birmano en su camino legitimo hacia la democracia, la paz y la reconciliación nacional. Que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no ha movido ficha, que las multinacionales siguen sacando el provecho.
La inteligencia social me dice que la comprensión de esos actos como impactos ocultos y la determinación ferrea de no mejorar el proceso de paz, no pinta nada bien. Independientemente que seamos un Ministro de Asuntos Exteriores, el director de una empresa que hace negocios con la Junta Militar, una ONG que intenta hacer lo mejor, que puede pese a las restricciones o simplemente un monje, un refugiado en la frontera o un simple ciudadano del mundo. Seamos lo que seamos, lo que hemos permitido con este juicio pantomima, lo que hemos fabricado, lo que hemos vendido, lo que hemos decretado y resuelto es y será fundamental para defender la vida de Daw Suu y el proceso de reconciliación de paz en Birmania.
¿Cómo podemos influir positivamente en el futuro de Birmania y actuar más de acuerdo con nuestros valores?. Los ciudadanos del mundo podemos inclinar la balanza de la justicia hacia caminos, decisiones y acciones sencillas que respeten los derechos humanos y la ética. Las empresas, pueden utilizar la inteligencia a medio y largo plazo; significa modificar los procesos industriales opresivos teniendo en cuenta las consecuencias que tienen en el medio y los seres que lo habitan. Para los gobiernos del siglo XXI, el reto tiene que ser " la gobernabilidad transparente" de su gestión. Es importante que los ciudadanos conozcan que gobiernos, apoyan a que empresas, que producen productos que venden a ciudadanos. Así es como se cierra el ciclo de la opresión o el ciclo del cambio.
De esta forma tan sencilla podemos inclinar la balanza por la Justicia por Suu Kyi y por el Planeta de manera global. Sabemos que no se puede cambiar el orden de las cosas de hoy para mañana, pero podemos corregirlo... SI PODEMOS. Lo podemos hacer nosotros, no sólo en nombre de la libertad o los derechos humanos, si no en el nombre de la responsabilidad, de la búsqueda del beneficio de todos los seres. Tenemos que desbloquear el egoismo.
Hay tres tipos de práctica que podemos hacer por el pueblo birmano:
1) Desear que se puedan liberar del sufrimiento de una manera sincera y espontanea
2) Ir más allá del deseo y adquirir un poco de la responsabilidad que conlleva la transformación del escenario y aliviar el sufrimiento liberandolos de las causas raiz que lo causo
3) Reconocer que aunque hagamos todo lo que podemos, lo correcto hay seres que son sumamente egoistas y despiadados que estan empeñados en aferrarse a la idea del poder como forma de existencia.
No basta con ser compasivos con el pueblo birmano- incluyendo la Junta Militar en ello-. Nuestra acción debe tener dos aspectos. La primera es vencer nuestro propio miedo e ir más allá en el compromiso, serenar la angustia, ira y la violencia que nos causa ver algo tan indignante. Ese ya es el primer paso. El otro paso es algo más social y público, debemos participar e involucrarnos en algo que conduzca al cambio.
Daw Suu Kyi ha hablado " sobre las ventajas del bien sobre el mal", aún estamos a tiempo de poder transformar todo este potencial de horror, miedo y desgracia en algo positivo. Hacer un frente común e inclinar la balanza de la Justicia por la reconciliación, la paz y los derechos humanos. Tenemos " responsabilidad universal"
La inteligencia social me dice que la comprensión de esos actos como impactos ocultos y la determinación ferrea de no mejorar el proceso de paz, no pinta nada bien. Independientemente que seamos un Ministro de Asuntos Exteriores, el director de una empresa que hace negocios con la Junta Militar, una ONG que intenta hacer lo mejor, que puede pese a las restricciones o simplemente un monje, un refugiado en la frontera o un simple ciudadano del mundo. Seamos lo que seamos, lo que hemos permitido con este juicio pantomima, lo que hemos fabricado, lo que hemos vendido, lo que hemos decretado y resuelto es y será fundamental para defender la vida de Daw Suu y el proceso de reconciliación de paz en Birmania.
¿Cómo podemos influir positivamente en el futuro de Birmania y actuar más de acuerdo con nuestros valores?. Los ciudadanos del mundo podemos inclinar la balanza de la justicia hacia caminos, decisiones y acciones sencillas que respeten los derechos humanos y la ética. Las empresas, pueden utilizar la inteligencia a medio y largo plazo; significa modificar los procesos industriales opresivos teniendo en cuenta las consecuencias que tienen en el medio y los seres que lo habitan. Para los gobiernos del siglo XXI, el reto tiene que ser " la gobernabilidad transparente" de su gestión. Es importante que los ciudadanos conozcan que gobiernos, apoyan a que empresas, que producen productos que venden a ciudadanos. Así es como se cierra el ciclo de la opresión o el ciclo del cambio.
De esta forma tan sencilla podemos inclinar la balanza por la Justicia por Suu Kyi y por el Planeta de manera global. Sabemos que no se puede cambiar el orden de las cosas de hoy para mañana, pero podemos corregirlo... SI PODEMOS. Lo podemos hacer nosotros, no sólo en nombre de la libertad o los derechos humanos, si no en el nombre de la responsabilidad, de la búsqueda del beneficio de todos los seres. Tenemos que desbloquear el egoismo.
Hay tres tipos de práctica que podemos hacer por el pueblo birmano:
1) Desear que se puedan liberar del sufrimiento de una manera sincera y espontanea
2) Ir más allá del deseo y adquirir un poco de la responsabilidad que conlleva la transformación del escenario y aliviar el sufrimiento liberandolos de las causas raiz que lo causo
3) Reconocer que aunque hagamos todo lo que podemos, lo correcto hay seres que son sumamente egoistas y despiadados que estan empeñados en aferrarse a la idea del poder como forma de existencia.
No basta con ser compasivos con el pueblo birmano- incluyendo la Junta Militar en ello-. Nuestra acción debe tener dos aspectos. La primera es vencer nuestro propio miedo e ir más allá en el compromiso, serenar la angustia, ira y la violencia que nos causa ver algo tan indignante. Ese ya es el primer paso. El otro paso es algo más social y público, debemos participar e involucrarnos en algo que conduzca al cambio.
Daw Suu Kyi ha hablado " sobre las ventajas del bien sobre el mal", aún estamos a tiempo de poder transformar todo este potencial de horror, miedo y desgracia en algo positivo. Hacer un frente común e inclinar la balanza de la Justicia por la reconciliación, la paz y los derechos humanos. Tenemos " responsabilidad universal"