Hace algo más de un mes que Myanmar -la antigua Birmania- sufrió el azote del ciclón Nargis. Más de 300.000 fallecidos, 24 millones de afectados y tres millones de personas que podrían morir en las próximas semanas debido a las enfermedades y la falta de alimentos es el escalofriante resultado de esta tragedia. La ayuda humanitaria no llega a la población porque la Junta Militar del país asiático se apodera del dinero. Por ello, la directora del proyecto Birmania por la paz , Concha Pinós, alertó ayer en Donostia del riesgo que corre el país de sufrir una guerra civil.
Pinós se reunió tanto con la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Rafaela Romero, como con el diputado general del territorio, Markel Olano, para informarles sobre la situación que atraviesa la población birmana tras el ciclón, así como advertirles de la gestión de la ayuda humanitaria que realiza la Junta Militar que gobierna el país. "El Nargis ha sido como un regalo de reyes para la Junta genocida, quien se apodera sin ningún reparo de los fondos", criticó la activista.
testigo directo
Situación "vergonzosa"
Testigo directo de la catastrófica situación que vive el país asiático, Pinós, quien ha trabajado como cooperante en Afganistán, Irak y Ruanda, aseguró que no ha visto "nada tan vergonzoso y deplorable" en ningún otro lugar. Su cámara ha recogido testimonios fotográficos escalofriantes, algunos de los cuales mostró en su visita a la Diputación. Retratos de un país devastado, anegado por el agua, con cadáveres por todos lados y flotando por los ríos en estado de descomposición son tan sólo algunos de los documentos que posee.
Un mes después de la tragedia, los cuerpos siguen medio enterrados en la orilla del delta Irrawaddy -la mayoría niños-, en posiciones imposibles, unos encima de otros. Y mientras, la Junta Birmana sin "hacer nada" más que "lucrarse", denunció.
Birmania, según los organismos internacionales, es el país más corrupto del mundo. Los supervivientes de la tragedia están muriendo por la falta de alimentos, de comida y agua potable. "Si no hacemos nada, el pueblo se levantará y se desatará una guerra civil", advirtió.
Pinós también criticó que la Junta no deja entrar a cooperantes internacionales para que no sean testigos de lo que ocurre en el país y "por miedo a la invasión". Los activistas tienen que "colarse" en Birmania y repartir comida a los supervivientes "a escondidas" porque, si no, "se lo queda el Gobierno".
La directora de Birmania por la paz denunció que la Junta "ha sacado provecho" de la catástrofe ya que, a su juicio, "está vendiendo cadáveres a cambio de dinero". Además, acusó a la Comunidad Internacional de ser "cómplice" y "financiar a una Junta genocida" que no va a invertir en ayudar al pueblo. "Tenemos que llevar a este Gobierno a un tribunal de corte penal internacional por crímenes de lesa contra la humanidad por falta de atención", matizó. "¿Cómo se le puede dar dinero a un Gobierno que tiene desde septiembre a 1.890 presos políticos retenidos, que quema a sus monjes o encierra a su presidenta legítimamente electa, Aung San Suu Kyi, durante 18 años?", se preguntó.
Tras su conversación con Olano, éste le trasladó que la Diputación se interesará para que la ayuda dirigida a Birmania desde el territorio termine en manos adecuados. Además, la presidenta de las Juntas Generales pidió a las instituciones, a través de un comunicado, que "recuperen el dinero que han entregado a la ONU" porque "no está llegando a la población civil".