Los supervivientes del paso del ciclón 'Nargis' a principios de mayo por el delta de Irrawaddy, la zona más afectada, necesitarán asistencia alimentaria durante al menos un año, según advirtió hoy la ONU debido a la situación en la que se encuentra esta zona. El ciclón dejó a su paso por Birmania hace ya algo más de un mes 134.000 muertos y desaparecidos, así como 2,4 millones de personas sin hogar.
Muchos agricultores no podrán plantar arroz durante la estación del monzón de este año, debido a los graves daños provocados por el ciclón y el 'tsunami' que desencadenó en el delta, así como por la falta de suministros agrícolas. Según Paul Risley, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM), la tormenta destruyó la mayoría de las reservas de arroz de las zonas rurales del delta, dejando a muchas familias sin sustento de cara a los meses venideros.
Pese a que las autoridades birmanas y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) están trabajando para garantizar que se planta al menos algo de arroz para que no se pierda la próxima estación por completo, Risley explicó que la mayoría de los agricultores y sus trabajadores necesitarán al menos seis meses, si no más, para recuperar sus reservas alimentarias.
'Un cierto porcentaje de hogares y agricultores del delta probablemente requerirán algún tipo de asistencia alimentaria durante la próxima cosecha, lo que podría ocurrir dentro de un año', advirtió Risley en declaraciones a la agencia de noticias de la ONU IRIN en Bangkok, desde donde la ONU está coordinando la ayuda internacional enviada a Birmania.
Según la FAO, unas 200.000 hectáreas (el 16%) de las 1,3 millones de hectáreas de tierras cultivables del delta quedaron gravemente dañadas por el ciclón y 'no estarán disponibles para esta estación de siembra'. Algunos de estos terrenos se han visto afectados por la salinidad del agua del mar, debido a la ola gigante que penetró 35 kilómetros tierra adentro como consecuencia del ciclón, y necesitarán algunas medidas medioambientales. Otras zonas, según la agencia de la ONU, permanecen sumergidas más de un mes después del desastre.
La plantación del arroz de cara a la estación del monzón normalmente ya está en marcha para estas fechas en Birmania, y las autoridades se están apresurando para ayudar a aquellos agricultores cuyas tierras no han quedado dañadas para que puedan producir a la siembra en las próximas semanas.
'Tenemos que completar la siembra para finales de julio como muy tarde', previno Hiroyuki Konuma, el subdirector regional de la FAO en Bangkok, subrayando que 'de lo contrario se provocará un tremendo daño a la productividad de arroz, los ingresos y la existencia de los agricultores, y podría incluso afectar a la seguridad alimentaria de Birmania en su conjunto'. La región del delta era considerada como el granero de arroz del país.
Asimismo, Konuma indicó que incluso los agricultores cuyas tierras no resultaron gravemente dañadas por la sal o por las inundaciones tienen problemas para sembrar, debido a la falta de suministros. 'Hay muchos obstáculos que superar antes de que los agricultores puedan comenzar a cultivar', lamentó.
'Muchas zonas están todavía vacías y los agricultores no han regresado por la falta de cobijo o de alimentos. Si no se les garantizan alojamiento y alimentos, no pueden permanecer en las tierras', previno. Según el responsable de la FAO, muchos agricultores no tienen semillas, ni arados, ni animales para poder labrar sus tierras, y no se sabe cuándo podrán contar con este material.
Ante estas circunstancias, según el PAM, muchas familias no podrán plantar sus tierras mientras y los jornaleros sin tierras necesitarán apoyo alimentario. 'Los agricultores que puedan plantar ahora no tendrán comida hasta que esa cosecha de arroz crezca en seis meses', incidió Risley, mientras que 'los granjeros que no planten en todo este año no tendrán una cosecha hasta el próximo'.
IMPORTAR ALIMENTOS
Así las cosas, ante la probable reducción de la producción de arroz en la región, el PAM ha sugerido que podría hacer falta importar alimentos, una cuestión que podría resultar sensible debido a que la Junta militar birmana en el poder ha defendido con orgullo su autosuficiencia y controlado estrictamente las importaciones hasta ahora.
'Birmania ha sido generalmente autosuficiente en cereales en los últimos años, pero este ciclón fue devastador, especialmente en las reservas de arroz, lo que significa que será cada vez más difícil para el PAM adquirir (alimentos) localmente', explicó Risley.
El PAM tiene previsto llevar a cabo junto con sus socios sobre el terreno estudios detallados sobre la seguridad alimentaria. Un equipo realizará estudios casa por casa en algunas localidades para evaluar cuestiones commo el consumo de alimentos, la disponibilidad y los precios.
En base a esta información y a los datos de la FAO, la organización elaborará un plan para la asistencia alimentaria en la región del delta de Irrawaddy a medio y largo plazo. 'La cuestión clave para el PAM será si podemos seguir procurándonos alimentos de forma local o si comenzaremos también a importar arroz para cumplir con las necesidades de los supervivientes del ciclón', concluyó Riesley.
MILES DE CADÁVERES
Entretanto, en la región del delta, todavía se pueden ver miles de cuerpos yaciendo en los arrozales y en los canales, según informa la web de birmanos en el exilio 'The Irrawaddy', que precisa que los agricultores que no quieren por sí mismos retirar los cuerpos están pagando a voluntarios unos 1.000 kyat (unos 80 céntimos de dólar) por cada cadáver que retiran.
Además, los residentes se quejan de que ninguna organización oficial ha asumido la responsabilidad de la recogida de los cadáveres, su identificación y el darles sepultura. 'Es muy triste para las familias de las víctimas', indicó a la web un residente de Bogalay, que dijo que había visto cientos de cadáveres en las orillas del río Bogalay.
'Se debería dar prioridad a ayudar a los supervivientes, pero también deberíamos considerar la dignidad de aquellos que perdieron sus vidas en el desastre. Siento que han sido olvidados', señaló este birmano que pidió no ser identificado.
La tragedia del 'Nargis' y la actuación tras ella está siendo comparada con las medidas adoptadas tras el 'tsunami' de 2004, cuando se hizo todo lo posible, incluidos los análisis del ADN, para identificar a las víctimas. 'Identificar los cadáveres en estos momentos sería increíblemente difícil', advierte el portavoz de Cruz Roja en Birmania, Craig Strathern, si bien los ciudadanos consideran que al menos se debería enterrar a las víctimas de no poder ser identificadas.