martes, 3 de junio de 2008

Los falsificadores hacen su agosto gracias al 'Nargis'

JORDI CORACHÁN / ENVIADO ESPECIAL
BANGKOK

De la miseria del ciclón se aprovechan todos los desalmados. Ahora han entrado en juego los falsificadores de documentos tras los revendedores de ayuda humanitaria y los traficantes de personas. En el mercado negro de Bangkok, se puede conseguir un visado para Birmania por 300 euros, un dineral para un asiático. "Es caro, sí, pero si usted lo necesita, es barato", afirma Chantra, que tiene un inofensivo puesto de venta de camisetas en el mercado de Pratunam de la capital tailandesa.
El bloqueo de las fronteras y la cerrazón de la embajada birmana en Bangkok, que no da visados, ha creado ese mercado ilegal, hasta ahora inaudito. "Hace una semana que hacemos el visado de Birmania, porque antes nadie nos lo había pedido", admite la vendedora, mientras muestra un álbum con documentos falsos de todo el mundo.

COMPRADORES DE OCCIDENTE Ni qué decir tiene que los compradores son occidentales. Gentes llegadas a Tailandia desde Australia, Europa y EEUU, con la remota esperanza de obtener un visado turístico que nunca llega. En esta situación se encuentran más de 400 periodistas, así como centenares de miembros de oenegés privadas y activistas en favor de los derechos humanos de medio mundo.
El visado puede hacerse con el nombre real o con nombre falso. En este último caso, la cuenta se dispara: un pasaporte del país elegido cuesta 1.600 euros y un carnet de funcionario de la ONU, con acceso al devastado delta del Irauadi, se puede adquirir por una suma equivalente a 100 euros.
Tailandia es el país de las falsificaciones de todo tipo: relojes, maletas, bolsos, ropa... Incluso se pueden comprar documentos en algunos puntos en los bajos fondos o mercadillos de la periferia de la capital. Se trata de carnets de estudiante, para no pagar en los museos, o carnets de periodista, para fardar ante los amigos. Por esos documentos, piden entre 10 y 30 euros, según el país y la dificultad.

Eso está alcance de cualquier turista avispado. La diferencia es que ahora, en la trastienda de algunas paradas, ofrecen carnets de conducir de muchos países occidentales, así como documentos de identidad o de patrón de yate. Y si uno profundiza, hay identificaciones de las principales policías por 600 euros o un visado Schengen por 1.000 euros.
Estos son los precios de Chantra, que está abierta a hacer descuentos; dos por tres, como los grandes almacenes. La mujer es intermediaria de una red con base en un edificio próximo.

UNA FOTO Y UNA FIANZA Nos interesamos por el visado de Birmania y nos informa que tardaría 24 horas. Pero en una hora accede a confeccionar un carnet de periodista. Accedemos, al fin y al cabo no se trata de una falsedad. "Deme una foto y 15 euros de fianza, y el resto me lo paga después cuando se lo dé", reclama.
Chantra nos da una hoja de papel en blanco para que le escribamos nuestros datos. La mete en un sobre, junto con la fotografía. A los cinco minutos, coge el sobre y se encamina hacia un callejón sórdido y sucio, de los que no conviene frecuentar. Al rato, regresa a su puesto de vendedora de camisetas Lacoste falsas. Y a la hora convenida, tiene el carnet de periodista a punto. Uno firma y ella sella el papel que lo plastifica. Impecable. ¿Le encargo el visado para Birmania?. Mañana, quizá.