Impago del salarios, jornadas interminables, condiciones de semi-esclavitud, abusos físicos, violaciones y escasez de alimentos son algunas de las vicisitudes que sufre este colectivo, en su mayoría procedente de Laos, Birmania (Myanmar) y Camboya.
La responsable de Tráfico Humano de FFW, Dararai Ruksasiripong, informó de que la Policía de Inmigración rescató a 348 mujeres y niñas inmigrantes durante el año pasado.
Las empleadas del hogar que provienen de Laos pagaron unos 2.000 bat (57 dólares ó 43 euros, al cambio de hoy) para conseguir sus trabajos; mientras que las que pertenecen a las minorías étnicas de Birmania abonaron hasta 17.000 bat (486 dólares ó 569 euros).
Según FFW, muchas de las víctimas no se atreven a denunciar a sus empleadores porque la mayoría se encuentra ilegalmente en el país.
Muchas de las inmigrantes no tenían permitido comunicarse con sus familias, 63 de ellas fueron víctimas del tráfico de personas, y alguna llegó a quedarse ciega por los golpes recibidos de su empleador, según la ONG.
"Esas mujeres y niños no tenían la posibilidad de abandonar las viviendas, donde tenían que dormir en cualquier rincón y alimentarse con dos comidas frugales al día", explicó Ruksasiripong.
"Algunos niños sufrieron tanto que tienen traumas mentales, de forma que sus empleadores los tuvieron que llevar a un hospital psiquiátrico, donde tuvieron que ser atendidos antes de pasar a disposición policial", relató la responsable de FFW.
Ruksasiripong afirmó que la mayoría de los casos ocurrieron en Bangkok y expresó su preocupación porque la crisis económica empeore la situación de vulnerabilidad en que se encuentran los inmigrantes empleados en Tailandia. EFE