El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania (Myanmar), Tomás Ojea Quintana, se entrevistó hoy con el presidente de la Corte Suprema birmana, U Aung Toe, después de que en los días pasados hablase con presos políticos y representantes de las minorías étnicas.
La reunión tuvo lugar en Naypyidaw, la nueva capital estrenada en 2005 por la Junta Militar que gobierna el país, duró una hora y después el argentino Ojea abandonó la ciudad.
El relator especial trabaja para conseguir que el Gobierno excarcele progresivamente a los presos políticos, y para que las Fuerzas Armadas y las leyes birmanas amparen los derechos humanos y la independencia del poder judicial antes de las elecciones parlamentarias previstas en 2010.
La Asociación de Ayuda a los Presos Políticos de Birmania tiene contabilizados 2.137 presos políticos en Myanmar, entre ellos la Nobel de la Paz y jefa de la oposición democrática, Aung San Suu Kyi, de 62 años, bajo arresto domiciliario desde 2003.
Ojea, quien comenzó su vista de seis días el sábado pasado, 14 de febrero, se reunió el martes con diplomáticos y el domingo y lunes pudo visitar reos en las penitenciarías de Insein y Pa-an.
El sórdido presidio de Insein, a las afueras de Rangún, aloja a la mayoría de los presos políticos del país que viven en condiciones inhumanas y son torturados durante los interrogatorios, según la disidencia.
Entre los cinco reclusos que las autoridades penitenciarias le permitieron ver y hablar en Insein destacan el sindicalista Kyaw Ko Ko y el opositor Tin Min Htut, de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi.
Tin Min Htut ganó un escaño parlamentario en las últimas elecciones celebradas en el país y que ganó con más del 82 por ciento de los votos la LND, aunque los generales derrotados nunca acataron el resultado y continuaron en el Gobierno.
El mismo día que visitó la penitenciaria de Pa-an, en el estado Karen, conversó con representantes de Unión Nacional Karen y de la guerrilla "Democratic Bhudist Karen Army" (DBKA).
Fuentes de la disidencia afirmaron que las autoridades birmanas estuvieron muy afanadas los días previos a la visita para adecentar las penitenciarias por las que pasaría Ojea en este su segundo viaje a Birmania desde que asumió el cargo, en mayo de 2008.
La presencia de Ojea en Myanmar se produce diez días después de que el enviado especial del secretario general de la ONU para Birmania, Ibrahim Gambari, concluyera una visita de cuatro días al país asiático para tratar de reanudar el diálogo entre la Junta Militar y Suu Kyi, objetivo que persigue desde su nombramiento, en 2005.
Gambari no se reunió con el jefe de la Junta Militar birmana, el general Than Shwe, la tercera vez que ocurre, pero si pudo hablar con Suu Kyi en Rangún.
La líder birmana denunció la persecución que sufren los demócratas por las autoridades y pidió que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, no visite el país hasta que el Gobierno libere a todos los presos políticos.
El régimen militar aprobó el año pasado en referéndum una Constitución que boicoteó la oposición y la mayoría de las minorías étnicas porque, en su opinión, ha sido redactada para que los generales continúen en el poder.
Con esa Carta Magna, el Gobierno, acusado por Amnistía Internacional y otras organizaciones de violar sistemáticamente los derechos humanos, celebrará elecciones parlamentarias el año próximo.