viernes, 20 de febrero de 2009

Ser Rohingya


Imagínate que vives en un país que no reconoce tu derecho a la ciudadanía, y que tu pueblo ha tenido que mantenerse en silencio durante siglos. Si eso no fuera bastante además se han violado tus derechos de identidad étnica, vives en uno de los regimenes dictatoriales del mundo donde los “derechos humanos “se consideran un cuento de Navidad. Es como una pesadilla intentar que los más de dos millones de personas tengan reconocimiento internacional, mientras tanto tu pueblo sigue siendo forzado a buscar asilo, pero hay aún una línea más alta que tienes que superar y es la xenofobia, la discriminación, la intolerancia y el racismo, porque eres musulmán.

Las victimas de esta historia se llaman Rohingya, forman parte de los Pueblos de Birmania. Pero su color, su religión, su etnia, su lengua y su cultura son de las más perseguidas del planeta. El régimen militar birmano ha denegado su derecho a la ciudadanía, les ha considerado ilegales e invitado a huir a Bangladesh, moviéndose hacia el Estado de Arakan, durante la ocupación Británica del s XIX. ¿Hay algo de verdad en estas alegaciones contra este pueblo? ¿Aplica la Junta Militar el mismo baremo para otros grupos étnicos o religiosos? ¿Cuáles son las bases para que una nación pueda reclamar su autodeterminación? Muchas personas pueden pensar que no son suficientes dos milenios de persecución, o humillación para cualificar un hecho de genocidio. ¿Qué hay de los derechos de supervivencia de una comunidad minoritaria, con su cultura y tradiciones intactas? ¿Deberían ser hijos de un “Dios mayor” para que el mundo les escuchará? ¿Qué hace que a un niño musulmán rohingya le sea denegado el derecho a la escuela, a una casa, a un territorio?

La historia ya nos ha enseñado que la Junta Militar Birmania es experta en la brutalidad salvaje y tiránica. En ignorar el veredicto democrático de su pueblo, en encarcelar a los parlamentarios, a los miembros del movimiento democrático. ¿Puede la Junta Militar Birmana ser garante y protectora de los Derechos Humanos de alguien, cuando sigue limpiando étnicamente a todas las minorías que le hacen sombra?

Los Rohingyas se enfrentan a una cruel restricción de matrimonio, pueden ser arrestados si salen de su aldea, no tienen derecho a la tierra ni a la propiedad. Tienen restringidos los derechos educativos, laborales, sanitarios. Están sujetos a la confiscación de sus pocos bienes, ven destruidas sus mezquitas, pequeñas tiendas, y cada día enfrentan una autentica persecución religiosa.

Están sujetos al arresto, tortura, juicios sin defensa. Forzados a la esclavitud. Obligados a convertirse al Budismo o trabajar para el gobierno.


La Junta Militar Birmana hace muchas décadas que tiró la Carta de los Derechos Humanos a la basura. Pero no es excusa para que la Comunidad Internacional participe de este silencio criminal desoyendo las suplicas de los Rohingya. “Los olvidados Rohingya” son seres humanos con propuestas, con ideas para resolver sus problemas, fuerte caso que no podemos olvidar.