El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, inició hoy su primera visita oficial a Indonesia, para abordar la crisis de los inmigrantes ilegales birmanos abandonados en el mar.
El jefe de gobierno tailandés, que reconoció recientemente la implicación de su Ejército en la expulsión de los inmigrantes a alta mar sin agua ni comida, abordó el escándalo con el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono.
Éste es un primer acercamiento bilateral sobre la cuestión, que previsiblemente se debatirá de forma no oficial en el marco de la próxima cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que se celebrará la próxima semana en Tailandia.
Indonesia, que recogió del mar varias barcas con centenares de inmigrantes birmanos a la deriva, ya acordó con Tailandia resolver el problema a través del Proceso de Bali, un mecanismo práctico creado en 2002 para combatir el tráfico de personas con o sin consentimiento y otros delitos dentro de la ASEAN.
Tailandia ha propuesto además que la cuestión de los inmigrantes sea debatida conjuntamente por todos los países implicados, entre los que incluye a Bangladesh, India, Indonesia, Malasia, Birmania (Myanmar) y Tailandia.
A pesar del interés de su por zanjar la crisis, Vejjajiva reiteró que a los inmigrantes, de la etnia musulmana de los rohingya, no se les debe conceder asilo político en Tailandia porque sólo desean trabajar en su país.
En los últimos meses, miles de ellos han llegado en pequeños barcos sobrecargados a las costas de Tailandia e Indonesia, que se niegan a acogerles y se defienden de las acusaciones de malos tratos.
Integrada por unos 3 millones de personas que descienden de los comerciantes árabes que llegaron en el siglo VII a la región birmana de Arakan, la etnia de los rohingya es habitualmente reprimida por los militares budistas, y en 1992 más de un cuarto de millón huyó de la limpieza étnica, según la organización Human Rights Watch.