martes, 19 de mayo de 2009

Países sudeste asiático critican a Myanmar por juicio a Suu Kyi


Los vecinos del sudeste asiático de Myanmar expresaron su "grave preocupación" el martes por el juicio a la líder opositora Aung San Suu Kyi, pero China aseguró que no iba a interferir en los asuntos del Gobierno.

En el segundo día del restringido juicio, cinco testigos de la acusación dieron testimonio contra Suu Kyi, quien está acusada de violar su arresto domiciliario después de que un intruso estadounidense nadó hasta su casa en un lago vecino a la propiedad hace dos semanas.

Los cargos, negados por la ganadora del Premio Nobel de la Paz, desataron una condena internacional y pedidos para que los gobiernos asiáticos endurezcan su posición con los generales que gobiernan Myanmar.

Dejando de lado su tradicional postura de no interferencia, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés) dijo que el "honor y credibilidad" de su conflictivo miembro estaban en riesgo.

Los diez miembros del grupo instaron a brindar un "tratamiento humano" a Suu Kyi y le recordaron al Gobierno de facto que había ignorado las previas demandas para poner fin a su detención.

Sin embargo, el jefe de ASEAN, Tailandia, dijo que el grupo no iba a cambiar su política de compromiso con el régimen.

"Los eventos de la última semana generaron preocupación y nosotros lo expresamos claramente, pero nuestra política es seguir comprometidos y hacerlo de modo constructivo", dijo el primer ministro tailandés Abhisit Vejjajiva en Bangkok.

La líder de la Liga Nacional para la Democracia (LND), de 63 años, pasó más de 13 años de los últimos 19 detenida. Su último arresto domiciliario termina oficialmente el 27 de mayo después de seis años

Los críticos dicen que los cargos, que suponen una condena de entre tres y cinco años de cárcel, silenciarán a la carismática Suu Kyi en las elecciones multipartidarias del 2010, ridiculizadas por Occidente como una farsa para afianzar más de cuatro décadas de régimen militar.

La LND ganó abrumadoramente las últimas elecciones de 1990, pero el Ejército le impidió asumir el poder. Desde entonces, los generales ignoraron los esfuerzos lanzados por otros grupos para inducirlos a implementar reformas significativas.