El Consejo de Seguridad de la ONU no toma medidas contra las violaciones de derechos humanos que sufren decenas de miles de niños y niñas de Birmania, dado el amparo que brindan China y Rusia a la dictadura militar de ese país.
El bloqueo a la consideración de los cuestionamientos a un país por parte de una potencia con facultad de veto en el Consejo es similar al que ejerce Estados Unidos respecto de las agresiones de Israel contra Palestina y Líbano.
Es hora de que el Consejo "actúe rápidamente" para proteger a los niños y niñas "violados, secuestrados y reclutados como soldados por el ejército del país y organizaciones armadas no estatales" en Birmania.
Así lo establece "No More Denial: Children Affected by Armed Conflict in Myanmar (Burma)" ("No más negación: Niños afectados por el conflicto armado en Myanmar [Birmania]"), presentado el miércoles por la organización Watchlist on Children and Armed Conflict en la sede neoyorquina de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Al consultársele por qué el Consejo de Seguridad continúa en silencio a propósito de Birmania, Julia Freedson, directora de Watchlist, dijo a IPS que hay varias razones posibles.
Consultada por IPS, la directora de Watchlist, Julia Freedson, atribuyó el silencio del Consejo, en parte, a que los informes sobre la situación de la infancia birmana a los que accede el cuerpo "a través de los canales de la ONU son pésimos", señaló.
El gobierno de Birmania y el de países clave como la vecina Tailandia, donde residen la mayoría de los opositores birmanos en el exilio, impiden el acceso de funcionarios de la ONU que tratan de documentar la situación en el terreno, agregó.
Pero muchas organizaciones no gubernamentales han producido documentación confiable sobre violencia sexual, matanzas y mutilaciones, desplazamientos forzados y otras agresiones a las que el Consejo debería dar más importancia, agregó Freedson.
El año pasado, China y Rusia ejercieron un inusual doble veto contra una resolución crítica de la junta militar patrocinada por Occidente.
El apoyo chino y ruso impidió cualquier sanción de la ONU contra la junta, que combate a las minorías étnicas que se quejan de agresiones militares y violaciones a los derechos humanos.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), de la que Birmania es miembro, se ha opuesto a todo involucramiento político en el conflicto interno, al que considera un asunto ajeno al ámbito del Consejo de Seguridad.
Al preguntársele hasta qué punto confiaba en que el Consejo de Seguridad actuara, Freedson dijo que "los factores geopolíticos son una preocupación".
Sin embargo, destacó que en 2009 la dinámica del Consejo es diferente a la del año pasado.
Tras el debate abierto de la semana pasada en el cuerpo sobre niños y conflictos armados, señaló: "La sensación es que ahora hay un compromiso más profundo para avanzar en las obligaciones del Consejo de responsabilizar a los perpetradores de violaciones contra los niños".
"Esperamos que Myanmar (nombre con que la junta llama a Birmania) no sea una excepción", agregó.
Según el informe de Watchlist, de 60 páginas, niños de incluso nueve años afrontan constantemente la amenaza de reclutamiento forzado a manos de las fuerzas de seguridad y grupos armados no estatales, aún en lugares públicos como estaciones de autobús y de tren y mercados.
Las fuerzas armadas también han ocupado escuelas, reclutado maestros y estudiantes para realizar trabajos forzados y sembrado minas terrestres cerca de centros escolares o en los caminos que conducen a ellos.
Freedson dijo que las de Birmania está a la par de algunas de las naciones consideradas las peores del mundo por la comunidad internacional, como República Democrática del Congo o Afganistán, donde la mortalidad infantil es similar, porque las autoridades birmanas niegan la asistencia humanitaria y el tratamiento médico.
"Sobre la cuestión de los niños soldados, no tenemos cifras precisas por la falta de acceso a este tipo de seguimiento, pero estimaciones confiables han situado los números en decenas de miles", dijo Freedson.
Si éste es el caso, los números de Birmania podrían estar entre los más altos del mundo.
Al mismo tiempo, la geopolítica dificulta la promoción de medidas en el Consejo, según Freedson.
Por ejemplo, Grupo de Trabajo del Consejo de Seguridad sobre la cuestión de los niños en conflictos armados deliberó el año pasado durante seis meses sobre el caso de Birmania.
"Entendemos que esto se debió en buena medida a las tácticas de estancamiento adoptadas por China y otros países que no quieren que dentro del Consejo de Seguridad se discutan la situación de los derechos humanos en Myanmar", dijo.
Y cuando el Grupo de Trabajo finalmente emitió sus conclusiones, éstas fueron decepcionantes y débiles, observó Freedson.
El informe de Watchlist incluye varias recomendaciones políticas, entre ellas medidas contra el gobierno birmano y organizaciones armadas no estatales, particularmente si no se logra frenar el reclutamiento y el uso de niños en un plazo específico. Estas sanciones deberían incluir prohibición de viajes, congelamiento de bienes o embargos de armas.
Mientras, se pidió al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que informe al Consejo de Seguridad sobre las seis infracciones graves definidas por la Resolución 1.612, que incluyen violencia sexual, ataques contra escuelas y negación de asistencia humanitaria.
"Se ha perdido demasiado tiempo negando el alcance de la crisis que enfrentan los niños en las zonas de conflicto de Myanmar", dijo Freedson. La ONU debe actuar ahora para protegerlos y llevar a los perpetradores a la justicia, agregó.
El bloqueo a la consideración de los cuestionamientos a un país por parte de una potencia con facultad de veto en el Consejo es similar al que ejerce Estados Unidos respecto de las agresiones de Israel contra Palestina y Líbano.
Es hora de que el Consejo "actúe rápidamente" para proteger a los niños y niñas "violados, secuestrados y reclutados como soldados por el ejército del país y organizaciones armadas no estatales" en Birmania.
Así lo establece "No More Denial: Children Affected by Armed Conflict in Myanmar (Burma)" ("No más negación: Niños afectados por el conflicto armado en Myanmar [Birmania]"), presentado el miércoles por la organización Watchlist on Children and Armed Conflict en la sede neoyorquina de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Al consultársele por qué el Consejo de Seguridad continúa en silencio a propósito de Birmania, Julia Freedson, directora de Watchlist, dijo a IPS que hay varias razones posibles.
Consultada por IPS, la directora de Watchlist, Julia Freedson, atribuyó el silencio del Consejo, en parte, a que los informes sobre la situación de la infancia birmana a los que accede el cuerpo "a través de los canales de la ONU son pésimos", señaló.
El gobierno de Birmania y el de países clave como la vecina Tailandia, donde residen la mayoría de los opositores birmanos en el exilio, impiden el acceso de funcionarios de la ONU que tratan de documentar la situación en el terreno, agregó.
Pero muchas organizaciones no gubernamentales han producido documentación confiable sobre violencia sexual, matanzas y mutilaciones, desplazamientos forzados y otras agresiones a las que el Consejo debería dar más importancia, agregó Freedson.
El año pasado, China y Rusia ejercieron un inusual doble veto contra una resolución crítica de la junta militar patrocinada por Occidente.
El apoyo chino y ruso impidió cualquier sanción de la ONU contra la junta, que combate a las minorías étnicas que se quejan de agresiones militares y violaciones a los derechos humanos.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), de la que Birmania es miembro, se ha opuesto a todo involucramiento político en el conflicto interno, al que considera un asunto ajeno al ámbito del Consejo de Seguridad.
Al preguntársele hasta qué punto confiaba en que el Consejo de Seguridad actuara, Freedson dijo que "los factores geopolíticos son una preocupación".
Sin embargo, destacó que en 2009 la dinámica del Consejo es diferente a la del año pasado.
Tras el debate abierto de la semana pasada en el cuerpo sobre niños y conflictos armados, señaló: "La sensación es que ahora hay un compromiso más profundo para avanzar en las obligaciones del Consejo de responsabilizar a los perpetradores de violaciones contra los niños".
"Esperamos que Myanmar (nombre con que la junta llama a Birmania) no sea una excepción", agregó.
Según el informe de Watchlist, de 60 páginas, niños de incluso nueve años afrontan constantemente la amenaza de reclutamiento forzado a manos de las fuerzas de seguridad y grupos armados no estatales, aún en lugares públicos como estaciones de autobús y de tren y mercados.
Las fuerzas armadas también han ocupado escuelas, reclutado maestros y estudiantes para realizar trabajos forzados y sembrado minas terrestres cerca de centros escolares o en los caminos que conducen a ellos.
Freedson dijo que las de Birmania está a la par de algunas de las naciones consideradas las peores del mundo por la comunidad internacional, como República Democrática del Congo o Afganistán, donde la mortalidad infantil es similar, porque las autoridades birmanas niegan la asistencia humanitaria y el tratamiento médico.
"Sobre la cuestión de los niños soldados, no tenemos cifras precisas por la falta de acceso a este tipo de seguimiento, pero estimaciones confiables han situado los números en decenas de miles", dijo Freedson.
Si éste es el caso, los números de Birmania podrían estar entre los más altos del mundo.
Al mismo tiempo, la geopolítica dificulta la promoción de medidas en el Consejo, según Freedson.
Por ejemplo, Grupo de Trabajo del Consejo de Seguridad sobre la cuestión de los niños en conflictos armados deliberó el año pasado durante seis meses sobre el caso de Birmania.
"Entendemos que esto se debió en buena medida a las tácticas de estancamiento adoptadas por China y otros países que no quieren que dentro del Consejo de Seguridad se discutan la situación de los derechos humanos en Myanmar", dijo.
Y cuando el Grupo de Trabajo finalmente emitió sus conclusiones, éstas fueron decepcionantes y débiles, observó Freedson.
El informe de Watchlist incluye varias recomendaciones políticas, entre ellas medidas contra el gobierno birmano y organizaciones armadas no estatales, particularmente si no se logra frenar el reclutamiento y el uso de niños en un plazo específico. Estas sanciones deberían incluir prohibición de viajes, congelamiento de bienes o embargos de armas.
Mientras, se pidió al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que informe al Consejo de Seguridad sobre las seis infracciones graves definidas por la Resolución 1.612, que incluyen violencia sexual, ataques contra escuelas y negación de asistencia humanitaria.
"Se ha perdido demasiado tiempo negando el alcance de la crisis que enfrentan los niños en las zonas de conflicto de Myanmar", dijo Freedson. La ONU debe actuar ahora para protegerlos y llevar a los perpetradores a la justicia, agregó.