Birmania, 7 may (EFE).- La tan esperada ayuda internacional comenzó a llegar hoy en cuentagotas a Birmania (Myanmar), donde una 22.500 personas han muerto y otras 41.000 siguen desaparecidas a causa del ciclón tropical Nargis.
Las enfermedades, la escasez de alimentos y la falta de agua potable se han convertido en las mayores amenazas para el millón de personas damnificadas en el sur del país, según las agencias de ayuda humanitaria.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) instó a la Junta Militar birmana a agilizar los trámites burocráticos y le recordó que los niños son, en estas situaciones, los más vulnerables a males como el dengue, que transmiten los mosquitos "Aedes aegypti" y "Aedes albopictus", cuyo caldo de cultivo es el agua estancada.
Los brotes de cólera o de diarrea crónica, como consecuencia de aguas contaminadas por las decenas de miles de cadáveres que se están pudriendo en el calor y la humedad tropical, son otros riesgos que apuntan los expertos para los aproximadamente 24 millones de personas que se calcula habitan en las áreas afectadas.
"Se trata de un momento crítico para la población vulnerable de Myanmar, hay que presentar soluciones en los próximos días o miles de personas más morirán", dice un informe de la Oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria (OCHA) de la ONU.
Las autoridades birmanas finalmente dieron hoy la autorización para que se repartan 800 toneladas de arroz que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) tenía almacenadas desde hace días en Rangún.
La especulación y la escasez han desorbitado los precios de los artículos de primera necesidad, que se pagan tres, cuatro o cinco veces más caros que hace una semana.
Tailandia ha puesto a disposición de las operaciones de ayuda un Hércules C-130 que hoy realizó su segundo viaje y entregó 30 toneladas de medicinas y equipos médicos, y la India dos buques que permitirán acceder a las aldeas costeras del delta del Irrawaddy, región que el ciclón dejó arrasada e incomunicada por carretera.
La respuesta de la comunidad internacional, alguna con condiciones, como Estados Unidos, que pide a cambio la entrada en Birmania de sus expertos, ha cubierto con creces el fondo de urgencia de cuatro millones de euros (6,2 millones de dólares) solicitado por la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR).
La Unión Europea (UE) ofreció dos millones de euros (3,1 millones de dólares); el Reino Unido, 10 millones de dólares (6,44 millones de euros); EEUU, tres millones de dólares (1,93 millones de euros); Holanda, un millón de euros (1,55 millones de dólares); Canadá, casi dos millones de dólares (1,29 millones de euros); Dinamarca, 2,1 millones de dólares (1,35 millones de euros), por citar algunos de los datos que maneja la OCHA.
Conseguida la financiación, ahora hay que superar el escrutinio escrupuloso que las autoridades birmanas obligan a pasar a toda persona que requiere un visado de entrada al país, para evitar que ingresen activistas democráticos o periodistas "incómodos".
El diario estatal "La Nueva Luz de Myanmar", portavoz de la Junta Militar birmana, informó hoy de la expulsión del país de Andrew Harding, quien llegó el lunes pasado a Rangún con un visado de turista y que resultó un periodista de la BBC.
Tailandia tiene 40 equipos médicos a la espera de recibir el visado de entrada en Birmania, situación que padece el personal de varias agencias de la ONU.
Los cooperantes que han logrado pasar a Birmania y han llegado a las zonas devastadas informan de montañas de cadáveres y destacan la desesperación de los supervivientes, que se sienten abandonados.