jueves, 15 de mayo de 2008

"Necesitamos una respuesta multilateral y multinacional (...) para evitar una segunda ola de muertos que todos tememos por el riesgo de epidemias",

La ONU organizará en Asia una cumbre de emergencia sobre la crisis humanitaria en Birmania, que rechaza toda operación de ayuda internacional masiva pese a que cientos de miles de supervivientes del ciclón Nargis siguen careciendo de todo.

Dos semanas después de una catástrofe natural que dejó más de 71.000 muertos y desaparecidos según el último recuento oficial, la junta militar cantó victoria este jueves por su referéndum del 10 de mayo, al anunciar que más del 92% de los electores habían aprobado el proyecto de nueva Constitución y que la participación fue del 99%.

Ante la gravedad de la situación en el sur del país, devastado por el ciclón, "será convocada una cumbre de emergencia por parte del secretario general de la ONU con varios países de Asia y (se celebrará) en la región", anunció el primer ministro británico, Gordon Brown, este jueves.

Brown aseguró además que "varios países de Asia (habían) sido invitados por el gobierno birmano a facilitar ayuda y cooperantes humanitarios".

La comunidad internacional intenta evitar una "segunda catástrofe" en Birmania y salvar a la mayoría de los alrededor de dos millones de supervivientes del Nargis que aún no han recibido ayuda, según la ONU.

Aunque los aviones cargados de ayuda humanitaria que llegan al país asiático son cada vez más numeroso, el régimen militar sigue limitando el despliegue de trabajadores extranjeros en las zonas más castigadas del delta de Irrawaddy.

La junta acepta la ayuda internacional pero, obsesionada por la defensa de su soberanía, rechaza toda operación masiva conducida por extranjeros.

"Los birmanos aceptan toda forma de ayuda extranjera con gratitud, sea cual sea la cantidad", escribía el diario oficial New Light of Myanmar. "Sin embargo, no cuentan mucho con la asistencia internacional" por lo que "reconstruirán la nación" de forma "independiente", añadía.

De visita a Rangún desde el miércoles, el comisario europeo de Desarrollo, Louis Michel, pidió el jueves al gobierno birmano "acciones concretas" para abrir las puertas a los equipos extranjeros. El día anterior declaró a la AFPTV que Birmania estaba expuesta a una "hambruna" tras la destrucción de "todas las reservas de arroz" a causa del ciclón.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que enviará a Birmania a su adjunto encargado de asuntos humanitarios, John Holmes, para intentar hacer cambiar de opinión a las autoridades.

"Necesitamos una respuesta multilateral y multinacional (...) para evitar una segunda ola de muertos que todos tememos por el riesgo de epidemias", dijo el secretario general el miércoles.

Ban Ki-moon organizó también una reunión con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y con los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), de la que Birmania forma parte.

Sobre el terreno, la ONU ha repetido que la gran mayoría de los supervivientes no ha recibido aún ayuda.

Decenas de miles de ellos, que se refugiaron en escuelas y monasterios, fueron reinstalados en campamentos improvisados por las autoridades, según informaron monjes budistas.

En ese contexto, la junta anunció por medio de la televisión pública que "el 92,4% de los electores votaron 'sí'" al referéndum constitucional del 10 de mayo, y que "la participación fue del 99,07%".

El régimen militar organizó la consulta en la mayor parte del país, salvo en las regiones más afectadas por el ciclón, donde tendrá lugar el referéndum el 24 de mayo.

La Casa Blanca se negó este jueves a dar credibilidad al referéndum y dijo que el régimen birmano debía concentrarse en la ayuda a la población tras el ciclón.