jueves, 29 de mayo de 2008

La Junta birmana acusa a Suu Kyi de soliviantar a las víctimas

Las autoridades de Rangún anuncian la entrada en vigor de la nueva Constitución
 Damnificados por el ciclón esperan la llegada de la ayuda en la localidad birmana de Bogaley, el pasado día 26. Foto:  AFP / KHIN MAUNG WINJORDI CORACHÁN
ENVIADO ESPECIAL / BANGKOK
Ni oposición ni transparencia. La Junta militar birmana acusó ayer al partido de la opositora Aung San Suu Kyi de incitar a los supervivientes del ciclón Nargis a revueltas. Entre tanto, permitía el paso con cuentagotas de cooperantes extranjeros al devastado delta del Irauady y mantenía la prohibición de entrar a la prensa occidental. Mientras, ayer entró en vigor la nueva Constitución aprobada en referendo, según un comunicado oficial.
El régimen hizo su denuncia a través del diario oficial New Light of Myanmar. Su editorialista acusa a la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi, de aprovechar la grave situación para incitar a los supervivientes a la violencia. "La LND intenta explotar la situación políticamente en lugar de cooperar con la población", afirma.
El régimen militar censura a la LND por "atizar el descontento" de las víctimas y la culpa de "instrumentalizar la ira de la opinión pública y provocar disturbios". El diario descalifica al partido de la premio Nobel de la Paz por su "egoísmo y falta de escrúpulos". Este nuevo ataque contra los partidarios de Suu Kyi se produce dos días después de que las autoridades birmanas prolongasen el arresto domiciliario de la líder opositora.

SIN AYUDA
Casi cuatro semanas después del paso del ciclón, que ha dejado 133.600 muertos y desaparecidos, en torno al 50% de los 2,4 millones de damnificados no ha recibido ningún tipo de ayuda, según la ONU. La Junta mantiene los obstáculos a los cooperantes extranjeros y las puertas cerradas a los periodistas. Ayer, permitió el acceso del personal de la ONU y de los miembros de las oenegés que lo solicitaron hace tres semanas. La medida se produce seis días después de que el jefe de la Junta, Than Shwe, dijera que iba a permitir la entrada "inmediata" de todos los cooperantes.
Voluntarios que regresaron ayer del sur de Birmania confirmaron que la situación sigue siendo trágica. Innumerables restos de cadáveres de personas y animales continúan descomponiéndose en los arrozales, ante el desamparo de los damnificados. "El depósito de agua de mi aldea estaba todavía lleno de cadáveres en descomposición y no podía utilizarse", relató Myo Thant, que acaba de regresar del delta.